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Writer's pictureGerman Posada

Recordando el Topolino Zuloaga (1922-2022)


Jorge Alfonso Zuloaga, el Topolino. (1922-2022).




Cinco personalidades de los medios en Colombia recuerdan a Jorge Alfonso Zuloaga, reconocido periodista, libretista, comediante, escritor y humorista, fallecido recientemente luego de un siglo de vida y reconocido popularmente como el Topolino.






Yo era gerente de Promociones Todelar que era la empresa que manejaba todos los actores de Todelar en la época gloriosa de las radionovelas y por supuesto fui muy amigo del Topolino. Un tipo muy querido, atento, simpático, alegre y festivo. A pesar de su tamaño, relativamente pequeño, era un hombre gigante en su manera de pensar, de actuar. A mí me sorprendió que hubiera vivido tantos años y por lo que me decían, conservaba el humor, la simpatía y la alegría que lo caracterizaron. Era de los radioactores con el que más relación tenía. Charlábamos mucho en mi oficina de las radionovelas, de los personajes y cosas de la vida personal de él. Fue un hombre muy valioso. El Topolino fue uno de los radio actores de los más importantes que pasaron por la escuela Todelar en su gran época.




Jorge el Topolino Zuloaga, como amigo, increíble. Como profesional muy bueno, periodista, escritor, humorista, buen charlador, buen anfitrión, buen compañero de trabajo, entiendo que buen jefe, aunque nunca estuve a las órdenes de él, pero todo el mundo lo quería. Si compartimos un minuto breve en Caracol en el elenco de radionovelas. Siempre tuvimos una magnifica relación y no conozco la primera persona que me haya hablado nada mal de él. Excelente persona.




Al Topolino como se le conoció popularmente toda su vida, tengo entendido, lo conocí personalmente cuando yo llegué a Todelar a trabajar en 1978. Era famoso un programa radial dramatizado sobre los temas judiciales y de baranda que ocurrían en Bogotá y en Colombia en general. Uno de los libretistas de ese programa que se llamaba -La Ley contra el Hampa- era el Topolino Zuloaga. Me parece estar viendo esa figura pequeña cuando nos hacíamos en las puertas de Todelar, es decir de Radio Continental, en la calle 48, número 18-77. Casi a media cuadra lo veíamos venir con su mamotreto de libretos que se los entregaba a Manuel Pachón. El Topolino se acercaba hasta el grupo en donde estábamos parados y alguna vez me acompañaban Ernesto Rojas Ochoa y Chucho Emilio Aguirre, quienes me lo presentaron, precisamente en momentos en los que había sido designado por Eucario Bermúdez y Ernesto Rojas Ochoa, como el narrador de La Ley contra el Hampa. Me pareció un hombre chistoso, jovial, recuerdo muy bien que fuimos a tomar tinto a la esquina y poco a poco nos fuimos conociendo más. Era una persona muy sencilla, afable, bonachona, querida, sin ninguna ínfula de nada, era un hombre que no le comía cuento a la farándula. Tuve la oportunidad de viajar con él a Campo Alegre dentro del programa Sábados Felices en donde jugamos un partido de futbol con los funcionarios de la alcaldía de aquella localidad. Siempre mantuvimos un buen reconocimiento y era gracioso cuando trataba de imitar mi voz de una manera amablemente burlesca. Del Topolino tengo un recuerdo muy grato y lamento profundamente que haya dejado de existir. Los 100 años le pesaron y le llegó la inexorable muerte y lo cubrió con su manto de fatalidad y de terror. Le agradezco mucho que haga estas reminiscencias, aunque un poco tristes, de un personaje tan cariñoso y de gente que ha hecho y ha aportado tanto a la radio y la televisión en Colombia.



Tuve una aproximación con el Topolino cuando dirigía un programa que se llamaba La Ley contra el Hampa en Todelar por allá en 1968. Allí hice mis primeros pinos bajo su dirección. Yo hacía papelitos que se conocían como bolos o sea pequeñas participaciones dentro del programa. Después, él continuó como libretista y haciendo más programas. Más adelante llegó a Sábados Felices. Esa fue mi proximidad con él. Obviamente siempre supe quién era y lo admiré como un brillante talento.




“Cuando yo ingresé a formar parte del elenco de Sábados Felices, digamos que yo quedé como en un sanduche, o sea entre la nueva generación y la antigua. Y me acuerdo que cuando Alfonso Lizarazo me llevó, yo recibí ese rechazo duro de los viejos, quizás por mi condición de ser más periodista que como humorista, aunque acababa de ganarme un premio de periodismo con -dicen que- precisamente por notas humorísticas, pero no caí muy bien entre ellos. Y justamente con una de las personas con la que tuve una pelea fuerte fue con el topito. Semanas después de ese encontronazo que fue tan fuerte, yo iba por la 19 y de pronto sentí una mano en mi espalda y era el topito, quien amablemente me invitó a almorzar diciéndome que me merecía una disculpa y se portó como un caballero conmigo. Desde ese instante hasta la hora de su muerte fuimos extraordinarios amigos. Definitivamente ese valor que él tuvo para hablar conmigo cambio completamente las cosas para los dos e incluso almorzando se me ofreció a escribir para mí. Y efectivamente me escribió para un personaje que yo creé que se llamaba Armando Chascarrillo, un tinterillo de cejas pobladas, de bigote ancho y que había estudiado dos semestres de Derecho, pero que era un leguleyo. El Topolino siempre me estimulo echar para adelante, le encantaba mi humor. En muchas oportunidades compartimos en su casa en donde escribíamos y leíamos. El Topolino formó parte de El Pereque, La Ley contra el Hampa. Conocí sus antecedentes periodísticos, trabajó en El Siglo, La República, El Espectador. Formé parte de un libro que el hizo de anécdotas humorísticas y siempre estuvo interesado en aportar desde el punto de vista investigativo del humor social y del humor comunitario. Hizo un gran despliegue a través de un segundo libro que fue con caricaturas del hijo de Oscar Meléndez, sin mal no estoy, y siempre fue un enamorado y preocupado del humor. De un momento a otro llegó el colapso con la salida de Alfonzo Lizarazo de Sábados Felices y con los cambios que se originaron, le ocasionó que en algún momento le impidieran toda clase de actividad laboral y profesional dentro del programa. Unos 5 años después me llamó a servirle de testigo en una demanda que él había interpuesto a Caracol Televisión, yo acepté y después de esto, feliz me contó que la había ganado. Ambos quedamos de ir a celebrar, pero todo quedó en el tintero. Siempre consideré que fue como mi papá. Lo respeto, lo quiero, lo extraño, como haber tenido un papá. Para mí, las dos personas que me han marcado dentro de Sábados Felices como mis padres fueron el mochito Sánchez y el Topolino Zuloaga.






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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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