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Ernesto Rojas Ochoa, un grande del micrófono en Colombia.

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Ernesto Rojas Ochoa. Foto: Colegio Superior de Telecomunicaciones.



 

 

Corría la segunda parte de la década de los 60s, cuando conocí, y compartimos labores con Ernesto Rojas Ochoa, en lo que se llamó Acción Cultural Popular -ACPO-, engranaje periodístico y cultural, fundado por el sacerdote boyacense Monseñor Joaquín Salcedo, que comprendía una moderna  editorial para publicación de todo tipo de impresos, el  periódico semanal "El Campesino", y en especial diversas emisoras, que en su momento fueron quizá la cadena más potente al servicio de la alfabetización del campesinado colombiano, con las estaciones Radio Sutatenza de 300 KW de potencia en antena desde Bogotá, lujoso radioteatro, pensadora de discos, completos estudios de grabación,  edificio propio de 13 pisos en la calle 20 carrera 10, y estaciones  de 100 kw en Medellín, Barranquilla, Cali y Magangué.

 

Éramos jóvenes, y se hallaba vinculado Rojas Ochoa a la floreciente cadena Caracol como voz institucional, mientras  yo era la voz  oficial de los noticieros  de "Actualidades RCN", donde reemplacé  al entonces  muy famoso Hernán Castrillón Restrepo, época en  que ésa gloria del micrófono de  los años 50, Don Fernando Gutiérrez Riaño, decidió  reforzar la nómina de voces de dichas estaciones radiales, para inaugurar los potentes y modernos equipos transmisores en 1968 con miras a la visita del Papa Paulo VI, que fueron los más potentes de América en su momento, y para ello nos  contrató a Ernesto Rojas Ochoa y al suscrito, muy bien pagos por cierto, y nos agregó  a la lujosa nómina que ya integraban Juan Clímaco Arbeláez, voz tradicional e internacional, fallecido años después en el estudio de la famosa

BBC de Londres, leyendo en vivo un boletín de noticias, y quizá una de las voces radiales más elegantes que he escuchado, con quien compartimos la lectura de los informativos radiales en Radio Sutatenza, Rojas Ochoa a dos voces con Juan Clímaco Arbeláez al medio día, y yo, también a dos voces, en la emisión de las 7pm.

 

Era tal la potencia de dichas emisoras, que, al emitir Radio Sutatenza desde Bogotá, con la totalidad de su capacidad de 300 kilovatios, se apagaba la luz de la pequeña población de Mosquera (C/marca) donde quedaban los transmisores, que emitían también programación en varias frecuencias de onda corta, para Europa y muchos otros países, en atención a los horarios en diversas naciones del mundo.

 

Allí compartimos ambos nuestras labores, con Alfonso Sarmiento, Álvaro Riveros, con los hermanos Pedro y Pablo Martínez, con Gerardo Rojas, Cecilia Fonseca de Ibáñez, Gonzalo González -GOG-, Hernando Téllez, y muchos otros periodistas, locutores, novelistas, escritores e intelectuales, colaboradores de Radio Sutatenza ya casi todos fallecidos.

 

Era entonces, y sigue siendo  Ernesto Rojas Ochoa, poseedor de  una estupenda voz, hombre de  una excelente seguridad en la lectura de noticias,  reconocido y aplaudido productor, y libretista de diversos y  exitosos  programas radiales, maestro de ceremonias, y presentador de inolvidables espacios  radiales,  quien ha paseado su profesionalismo por diversas cadenas y empresas de radio y television, pero lo más admirable de su trayectoria, ha sido la manera generosa como ha transmitido sus conocimientos y su experiencia  a las nuevas generaciones, como catedrático, y conferencista  de diversas entidades, entre ellas  en algunas universidades como el Externado, la   Inpahu, la Academia Arco, y el Colegio Superior de Telecomunicaciones, entidades a las cuales ha dedicado  sus esfuerzos,  con capacidad y sin egoísmo, para formar  nuevas figuras de la radio y la televisión, entre ellas a  la famosa periodista y presentadora Patricia Janiot, quien desde  el canal CNN en  Atlanta, USA,  reconoció y agradeció el valioso aporte del profesor  Rojas Ochoa en su formación  profesional, igual que muchos otros locutores, periodistas, productores,  y personajes de la radio y la televisión, que se iniciaron como sus alumnos, y hoy son ampliamente conocidos en los medios de comunicación de habla hispana.  

 

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Aunque hace varios años no nos vemos personalmente, el profesor Ernesto Rojas Ochoa sigue siendo el mismo amigo sencillo, tratable, generoso en la amistad, y con quien hace algunos años en un  encuentro casual  que tuvimos, y al calor de un cafecito,  recordamos nuestro paso por Radio Sutatenza, evocando a Monseñor Salcedo, al padre Mora, al médico Luis Alejandro Salas, a ese "gentleman" que fue el locutor y amigo Juan Clímaco Arbeláez, a quien evocamos con su clásica pipa,  su elegante abrigo, y su vaso de whisky,  sentado en un bulto de papa en una modesta tienda cercana a Radio Sutatenza en el centro de la ciudad, mientras sus contertulios despachábamos "pola a la lata",  y  evocamos también  al mismo Fernando Gutiérrez Riaño Director general de dichas  emisoras, a mi compañero de oficina Alfonso Sarmiento, a los técnicos y  hermanos  Pedro y Pablo Martínez, al Jefe de estudios "el Tigre" Rafael Ortiz Parra, a Daniel Aldana Director del Noticiero, al periodista   Mario Hincapié, a los "controles" u operadores de sonido,  Fernando Peñuela, Jairo Bustos, y Armando Potier,  hoy llamados amigablemente "ingenieros de sonido", y compartimos  con muchos otros personajes, casi todos ya desaparecidos, ante lo cual debí decirle a mi buen amigo Rojas Ochoa, que mejor habláramos de otros temas, o más bien nos citáramos virtualmente con Fernando Rojas y Gonzalo Salvador Pantoja Plata, que viven en Bogotá y Santa Marta respectivamente, pues ya estaba yo nervioso al corroborar, que quizá de esa hermosa época, no quedábamos vivos, sino Pantoja Plata, Fernando Rojas, Ernesto Rojas  Ochoa, y el suscrito Becerra Ruiz.

Me es muy grato evocar estos recuerdos, para que las nuevas generaciones sepan nombres, y conozcan historias de quienes los antecedimos hace bastantes años, en ése grato oficio de hacer radio, en el cual "nos pagaron por divertirnos," como acertadamente tituló el gran Julio Sánchez Cristo, uno de los libros del recordado ejecutivo fonográfico, productor, escritor, y forjador de estrellas del espectáculo, Edgar Hozzman.

 

Posdata:

 

Después de un mes de promoción  por prensa  escrita, y radio, comenzaba en  Radio Sutatenza el patrocinio comercial del noticiero base, con  las entonces  famosas tejas Eternit, para el informativo nacional, que se denominaría en adelante  "ETERNOTICIAS" y por razones que no recuerdo, comenzaba dicha emisión un sábado, que casualmente correspondía al primer día de mes, y los patrocinadores, agencia de publicidad, ejecutivos, y demás personal,  estaban todos pendientes de dicha emisión en cadena nacional, pero Juan Clímaco Arbeláez se hallaba fuera de Bogotá, y Ernesto Rojas creo recordar se encontra en el exterior, por lo cual  a mí se me encargó la lectura de la  emisión inaugural, que se iniciaba a la 1 pm, pero después de  un intenso "viernes cultural", llegué a la 1:20 pm, hora en que el locutor de turno absolutamente seguro que yo estaría presente, por la importancia y expectativa de la primera emisión, ya se había ido, y no había quién leyera ésa primera emisión, por lo cual  bastante alarmado y molesto, Don Fernando Gutiérrez Riaño, se  desplazó en su carro  a leer él mismo dicho  informativo, y  al verme llegar tan tarde, en una pausa de comerciales, se dirigió energúmeno  hacia mí, y hasta pensé que me iba a agredir  físicamente, por la ira que tenía, aunque sólo  me despidió verbalmente y de manera fulminante.

 

Al martes siguiente me hizo llamar enojado aún, preguntándome por qué no había ido a trabajar el lunes, y al responderle que recordara que me había despedido verbalmente, aún más molesto me manifestó que debía esperar la carta de despido por escrito, y laborar mientras tanto como era mi obligación, carta que nunca me fue cursada.

 

Como ocho días después me llamó a su oficina, y después de darme consejos, tal como un padre de familia aconsejaría a su hijo, me instó a que yo mismo me impusiera el castigo que creyera justo y que me merecía, por el grave perjuicio que le había causado a Radio Sutatenza con mi gravísimo incumplimiento, a lo cual le respondí inocentemente, que como yo era tan buena persona, me perdonaría a mí mismo.

 

De inmediato con un grito  de "fuera de aquí" me sacó de su oficina, y nunca me aplicó  sanción alguna, y al contrario, al renunciar posteriormente a Radio Sutatenza, y regresarme  a RCN,  llamado por el famoso periodista Alberto  Acosta Penagos para ser desde el primer día la voz oficial del informativo nacional de "Radio Sucesos RCN", lectura que compartí con el hoy Exmagistrado Carlos Ruiz Pacheco,  lector del informativo local y entonces estudiante de derecho,   me insistió mucho  que lo pensara bien, antes de renunciar, y  en todo caso decidiera lo mejor para mi futuro.

 

Ése era Don Fernando Gutiérrez Riaño con todos sus subalternos, un maestro, y un amigo, al que siempre recordare, con aprecio y agradecimiento, igual que a Ernesto Rojas Ochoa, indudablemente, un grande del micrófono en Colombia, y un ser de inigualable calidad humana, y de brillantísima trayectoria profesional.



(Esta columna es de estricta responsabilidad del autor y no representa la opinión de este portal)  

 

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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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