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Ángela Posada-Swafford: "Me fascina saber para que se usa todo."

Updated: Nov 24, 2023


Ángela Posada-Swafford, durante una expedicion antártica en 2004, en los Valles Secos.



Definitivamente la vida nos está deparando sorpresas continuamente. En mi caso, una de ellas, fue haber conocido recientemente a la periodista científica, Angela Posada-Swafford. Una mujer inteligente, carismática, jovial y excelente conversadora.

Cuando escuchamos a Angela, nuestra imaginación se acelera y viaja en el tiempo a lugares recónditos, inhóspitos, apacibles y fantásticos. Aquellos lugares que tal vez, pocas probabilidades tengamos de conocer en la vida y que solamente podemos apreciar en la pantalla, a través de videos, la televisión o el cine.

Angela Posada-Swafford, es sinónimo de aventura. Sus experiencias y viajes en aeroplanos, otros en barco, algunos en naves espaciales, otros buceando y hasta en submarinos sumergibles, nos transportan a aquellos episodios mágicos que ponían a volar nuestra imaginación, al mejor estilo de seriados de ciencia ficción como "Tierra de Gigantes", "Viajeros" o "Viaje a las Estrellas".


Pero más que la ficción, Angela nos invita por medio de sus investigaciones, viajes y escritos, a reflexionar de manera seria y responsable, del compromiso que como seres humanos tenemos con la conservación del medio ambiente y de los animales. Para esta galardonada y reconocida periodista científica, es muy claro que solo la real sensibilización de la sociedad, orquestada desde los entes gubernamentales, ayudará sin equivoco a mantener vivo nuestro Planeta Tierra.


Angela Posada-Swafford, es sin duda alguna, una excelente embajadora colombiana en el exterior. Es un referente inexcusable para consultar. Su conocimiento y pericia deberán ser tenidos siempre en cuenta, para bien del progreso y de la humanidad.


Por: Germán Posada

(13 junio 2023)



¿Cómo ha sido su proceso de vida entre Colombia y los Estados Unidos?

Me fui a estudiar a Estados Unidos y allí me radiqué.

Me gradué en Idiomas en la Universidad de Los Andes en Bogotá. Luego fui a la Universidad de Kansas para hacer una Maestría en Periodismo. Volví a Colombia y trabajé en El Tiempo y en el año 88 regresé a Miami porque tenía permiso de trabajo y obtuve una vacante el periódico El Nuevo Herald.

Para sorpresa cuando llegué me dijeron que mi puesto ya no existía, por cambios en la administración, pero a cambio me ofrecieron trabajar como oficinista y hacer traducciones en la noche. Así duré por espacio de un año. Mientras tanto empecé a escribir y a ofrecer mis artículos al mismo periódico en español y en inglés. Un día cuando se presentó una vacante como editora en temas de cocina y restaurantes, me ofrecieron el puesto.



¿Por qué los libros de Tintin le despertaron su gusto por las ciencias?

Más que por la ciencia fue mi gusto por los viajes y la geografía. Siempre he sido muy curiosa por ver mundo. Me interesó el mundo de la ciencia, pero no sabía su significado.

Lo que veía en esta famosa serie de comics Tintin, como Aventuras Submarinas y Aventuras en el Espacio me fascinaron. Pero en realidad lo que me atraía era el medio ambiente y escribía mucho al respecto.

En Colombia me veía los domingos los documentales de la National Geographic y me encantaban los trabajos del oceanógrafo Jaques Cousteau. Me atraía la idea de ser bióloga marina, especialista en pájaros, hasta piloto de sumergible, mejor dicho, todo lo que tuviera que ver con esto.

Mis papás me apadrinaban y me regalaban los libros que yo quería sobre esos temas y eso alimentaba muchísimo más mi gusto por el medio ambiente.



¿Cuál es el momento en el que usted considera comenzó a sumergirse de lleno en este mundo del medio ambiente?

Desde siempre. En Estados Unidos cuando comencé a hacer traducciones en la noche, guardaba los artículos interesantes en medio ambiente y los releía.

Siendo estudiante en la Universidad de Los Andes era monitora del Rector de la Universidad, quien invito a Jaques Cousteau, a la universidad y esto para mí fue muy importante. En Miami, mis colegas me animaron a comenzar a escribir columnas y así lo hice. Además, asistía a invitaciones de encuentros que hacía la alcaldía de Miami entre periodistas y expertos en este tema.

Visitaba las barreras de coral y en esto me ayudaba mucho el hecho de que ya sabía bucear. Participaba de los paseos en helicóptero o en botes con turbina de aire atrás, para ir a estudiar los caimanes y escribía sobre todo esto, inicialmente columnas y luego artículos más extensos.

Mis artículos que gustaban eran traducidos al inglés para el Miami Herald y su editor general le imprimía su firma en color rojo y esto era motivo de orgullo para mi trabajo. En el periódico trabajé unos diez años. Luego trabajé por un corto periodo como freelancer para Discovery Channel.

Ángela Posada-Swafford con un Mono Aullador en el Zoológico de Cali.


¿Cómo nació su obra Juntos en la Aventura en donde cuenta sus aventuras como periodista científica?

Luego de mi experiencia en Discovery Channel, obtuve una beca muy importante para periodistas que querían aprender de ciencia, en las universidades de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que se llama MIT.

Yo fui la primera hispana en ser galardonada con esa beca de una duración de un año. Me fui para Boston y allí aprendí montañas de ciencia. Cuando terminé mis estudios regresé a Miami y seguí trabajando freelance siguiendo investigadores de todas partes del mundo, mediante patrocinios.

Estaba almacenando infinidad de información súper interesante. Cubría la NASA, entrenaba con astronautas en aviones de práctica, me sumergía en submarinos de investigación e iba a los volcanes activos con geólogos, entre otras actividades. Todo esto, gracias a los contactos de Harvard y de MIT. Así comencé a enviar material al periódico El Tiempo y a la Revista Muy Interesante de España.

Un día cualquiera me dije que todo este aprendizaje debía ser dirigido hacia los jóvenes y abrí una colección de novelas de aventuras y ciencias para niños y adolescentes entre los 8 y 15 años. Editorial Planeta es quién los publica en Colombia desde el año 2004. Han sido traducidos al mandarín para la China.

En total son 8 novelas de aventuras, todas basadas en mis aventuras reales, pero con personajes ficticios. Uno de sus personajes principales es la Tía Abigaíl, una periodista científica idéntica a mí y sus cuatro sobrinos.



¿Háblenos de alguien al que usted lo haya inspirado y se encuentre también sumergido en el mundo de la ciencia?

Eso ha sido una cosa muy linda porque yo he visitado los colegios en donde Editorial Planeta ha promovido mis novelas y he interactuado con esos niños.

Desde hace veinte años sigo recibiendo cartas de aquellos niños que me oyeron y a los cuales inspiré para seguir sus estudios en esta rama. Me hablan por ejemplo de doctorados en física, maestrías en Australia, trabajos en matemáticas, geólogos, son por los menos treinta de estos estudiantes que se encaminaron en esta profesión.

Me llaman también estudiantes de universidades que están haciendo sus tesis de grado sobre Comunicación de la Ciencia y les he servido a todos de referencia. He logrado hacer unos contactos lindos a nivel de embajadas. Trabajo mucho en la Diplomada de la Ciencia. De hecho, he trabajado con la embajada de Colombia en Canadá dictando charlas y conectando científicos entre ambos países. Hablamos mucho de la importancia de que Colombia piense en que nosotros podemos ser un país que estudie el Ártico. Colombia no solamente tiene un buque de investigación de la Armada lleno de personas de diferentes universidades que estudian todos los años en la región polar del Sur, sino que tenemos que pensar en hacerlo para arriba, o sea al Ártico.

Esta charla gustó bastante al punto que se unieron las embajadas colombianas en Estados Unidos, Suecia, Noruega y si no estoy mal, Finlandia. Gracias a este trabajo, Colombia ha recibido invitaciones por parte del Concilio Ártico, algo fantástico que un país tropical sea invitado a conocer los países árticos.


A propósito de estas charlas, su última conferencia data de 2022. ¿Algún proyecto en este aspecto para el presente año?

No es todavía seguro. Ojalá y sé de qué pueda viajar hasta Canadá a bordo del Velero Gloria porque son los 200 años de la Armada y me han hecho una invitación muy honrosa de acompañarlos como comunicadora y educadora de sus cadetes.

Sería genial que una vez en Canadá se pudiera hacer una actividad de tipo educativo que ligue a Colombia con Canadá desde el punto de vista de la ciencia, de conocer el estudio del ártico, trabajar con comunidades indígenas árticas y amazónicas, por ejemplo.

Todo esto está en ciernes, la embajada no ha tomado todavía ninguna decisión, esperemos que las cosas se den y poder estar en Halifax a mediados de agosto. Sería una maravilla.


¿Siguiendo con el tema de los consorcios, nos habla de esos cinco capítulos en el Podcast De la Recuperación Verde a la Paz, una realización con ministerios del medio ambiente entre Alemania y Colombia?

Fue un trabajo muy interesante que se hizo con la GIZ que es la oficina de Relaciones Internacionales de Ayuda a otros países incluyendo a Colombia y me propusieron conducir un Podcast en el cual hablara con dos personas expertas entre los gobiernos de Colombia y Alemania, ellos propusieron la Recuperación Verde a la Paz.

Uno de los temas, por ejemplo, es la energía, en donde Colombia y Alemania conversan a la par como dos amigos. Ninguno de ellos demuestra más conocimiento que el otro. Alemania, por ejemplo, plantea la forma como está tratando de dejar el uso del carbón y Colombia desde su parte si puedo hacerlo o no. Este ha sido un proceso que para Alemania le ha llevado varias décadas.

También hablamos de biodiversidad, algo que es completamente alucinante para los alemanes y lo ven como una prioridad de conservación que en Colombia igual lo vemos así, pero con un montón de necesidades.

Yo era como la mediadora entre un par de amigos que se estaban tomando un café y se daban consejos. Aprendí montones y fue muy bonito.



Este Podcast que acabamos de mencionar es muy relacionado con el COVID-19, un tema al que muchos siguen considerando fue una especie de complot, de conspiración por parte de algunos gobiernos para disminuir en parte la humanidad. ¿Usted como periodista científica que nos puede decir al respecto?

Este es un tema de mucho interés. Yo creo que nadie sabrá a ciencia cierta por lo menos de la gente que no está metida dentro del meollo del asunto si el coronavirus fue una cuestión completamente natural o si fue un virus creado que se escapó del laboratorio de la China. ¿Qué existió? ¡Existió! Eso si no me cabe la menor duda porque yo tuve que cubrir el coronavirus y fue muy interesante como tanto los periodistas de ciencia como los mismos investigadores íbamos aprendiendo al mismo tiempo sobre este virus.

Ellos ya más o menos sabían que todos estos virus parecidos, primos hermanos de las gripas, siempre han existido y que incluso, hay muchos dormidos bajo el hielo antártico y ártico que algún día se manifestarán en otras circunstancias, no necesariamente pandemias. Pero por más que los científicos supieran que esto existía, no se imaginaron la rapidez y el furor con los que el virus avanzó.

El gran interrogante es de dónde vino a salir. El caso es que nos afectó de una forma increíble y lo que digo como periodista científica que soy, es que fue para nosotros beneficioso porque se demostró la importancia, el valor y la gran necesidad de tener en todos los medios de comunicación, gente especializada en ciencia. Comunicadores que realmente puedan transmitir a los oyentes la ciencia de forma fácil, pero sin diluirla, sin quitarle importancia y al mismo tiempo entendiéndola muy bien de parte de lo que hacen los científicos.

Esto no es fácil. Si hay algo difícil, es la ciencia. Y los virus son unas cosas increíbles. Yo miraba la pandemia con la misma fascinación con la que uno puede mirar los ojos de una cobra que te va a morder. Hay virus peores, lo que pasa es que tienen una capacidad menor de transmitirse, pero que nos matan en quince días, como el Ébola, por ejemplo.

Me parece que fue clave el apoyo que se le dio a la ciencia en materia de dinero para que adelantaran la vacuna que ya estaba en proceso. De hecho, uno de mis profesores en MIT, fue uno de los creadores de la vacuna Moderna. Yo lo entrevisté y me dijo que en el tiempo cuando nos dictaba clases, era un proyecto que tenían en mente y que por lo acontecido tuvieron que apurar su desarrollo.



A propósito de este tema, entre sus libros tiene uno titulado Un enemigo invisible, una novela que data del 2014 y que tiene mucho que ver con la Pandemia que vivimos hace dos años. ¿Se adelantó a este tema? ¿De qué se trata?

A mí me ha pasado esto como con tres novelas. Pero con el COVID-19 fue muy evidente. Un Enemigo Invisible se trata de qué pasaría si un virus para el cual no hay defensa alguna, llega y se apodera de planeta, con los interrogantes de como funcional el sistema de salubridad pública.

Es también una carrera contra el tiempo, para ver qué le pasa a uno de mis personajes, afectado por la transmisión de un virus cuando un mono le lame una herida que tenía en una de sus manos. Obviamente esto tiene repercusiones que resulta en pandemia. Sus orígenes son en Miami y en los Cayos de la Florida y el nombre del virus es Canzanboria por sugerencia de un amigo. Los virus se bautizan mucho por la región donde nacen.

Canzanboria, es un virus muy letal, pero finalmente, se logra entender que le pasó al niño y empiezan los expertos en salubridad pública a desarrollar una vacuna. La verdad, resulta muy curioso que esto me haya sucedido en algunas ocasiones con mis escritos.

Dentro de esta novela hay una cita textual de un virólogo que habló conmigo y lo convertí en personaje. Una de las peores pesadillas que me quita el sueño es que aparezca el virus para el cual la humanidad no tenga defensa. Definitivamente los científicos ya están al corriente de lo que puede suceder y lo siguen sucediendo porque va a venir otros virus.



"Hay algo que es muy claro, y es que estamos luchando con el único enemigo público que es el cambio climático y que nos va a aplastar."

Ángela Posada-Swafford. Homenaje La Cátedral de Bolaños. Chile, 2018.



¿Ha recibido ofertas para transformar alguna de sus novelas en películas?

Yo quisiera eso. La Editorial Planeta en Colombia tiene los derechos, pero en este momento no ha aparecido una compañía productora interesada. La Editorial estaría encantada de hacerlo porque me lo han manifestado.

En Colombia no existe la figura del agente literario que es la persona que vela por el escritor. Mi único contacto son mis encantadores editores Planeta, pero ellos tienen millones de libros en sus manos y yo soy una tuerca más en el sistema.

Sería fabuloso que algún patrocinador se interesara en ello. Algunos consideran que mis obras deberían ser llevadas a la pantalla e incluso de ser traducidas al inglés.


La astronomía y la religión son como agua y aceite. En Lucas 21:11 dice: “Habrá grandes terremotos y, en un lugar tras otro”. No sé qué tan religiosa sea usted. ¿Esto cómo puede explicarse?

Yo no soy muy religiosa a pesar de haberme criado en un colegio religioso, El Gimnasio Femenino de Bogotá. Respeto mucho la religión y la entiendo como una manera de interpretar el mundo, como puede haber otras maneras.

En el versículo que mencionas específicamente, si nos ponemos a pensar, a lo largo de los millones de años de existencia de la tierra, este tipo de fenómenos siempre ha existido y seguirán existiendo. En este caso la Biblia tiene toda la razón. Y van a seguir apareciendo virus, y seguirán las inundaciones, y esto también lo sabe la ciencia.

La ciencia lo que quiere saber es cual la causa que puede propiciar específicamente el siguiente terremoto, qué tiene que ver el cambio climático con la aparición de más enfermedades. La ciencia quiere adelantarse y lograr un conocimiento que nos permita salvar vidas. La Biblia da una interpretación interesante, nos cuenta los hechos que van a pasar, pero no nos da soluciones que es lo que hace la ciencia.

Creo también que una mayoría de la sociedad del mundo necesita una religión, una fe, una guía. Es así como yo lo veo.



Galardonada con un Premio Simón Bolivar en 2012 en la categoría Prensa-Entrevista, precisamente por una entrevista al físico Roy Glauber, titulada El último sobreviviente del Proyecto Manhattan. ¿Nos habla de esto?

Roy Glauber es un físico nuclear que fue uno de los participantes del Proyecto Manhattan que diseñó y construyó la bomba atómica que Estados Unidos terminó tirando sobre Nagasaky en Hiroshima. Bomba que efectivamente acabó con la Segunda Guerra Mundial. Este señor fue profesor mío en la Universidad de Harvard.

Terminados mis estudios, 10 años después me encontré con él en un congreso en Alemania. Tenía unos 92 años. Tomándonos un vino, yo le decía que recordaba como él en clase se ponía una peluca para explicarnos el tema de la radiación nuclear y al mismo tiempo le expresaba lo increíble que me parecía lo del Proyecto Manhattan.

El me respondió que lo él quería en ese momento de su vida era hablar con la gente y se dispuso a hablar conmigo sobre el tema. Básicamente resultó dándome la entrevista, obviamente digna de premio.

Me contó que a la edad de 17 años siendo un estudiante muy brillante en Harvard, el director del Proyecto Manhattan, Julius Robert Oppenheimer lo reclutó y le dijo que, si a él le interesaba la aventura y hacer algo interesante en su vida, le ofrecía un boleto de tren para que fuera hasta la estación de Chicago en donde lo iban a esperar y se lo llevarían hacia otro lugar, pero que no podía suministrarle más información.

Roy Glauber, aceptó. Nuevo México era el lugar de destino. Allí permaneció en el anonimato. Nadie conocía de este lugar en donde se divisaba una construcción de madera muy particular y él era uno de los encargados para diseñar el interruptor de la bomba. Glauber no se enteró de lo que estaba diseñando hasta muchos meses después. Mientras conversábamos yo le pregunté que ahora que sabía para que era ese interruptor, que cómo se sentía.

El me respondió que era un científico y que seguía siendo un científico, pero que nunca se imaginó que esa bomba la iban a tirar y que lo único fue buscar en su conciencia si aceptarlo o no, porque de lo contrario iba a volverse loco. Años después a él le dieron el Premio Nobel por un invento muy importante en Física.

Esto es algo que normalmente les pasa a los científicos, de los grandes proyectos controversiales, que piensan que lo que hacen son sólo ensayos.

Sobre Julius Robert Oppenheimer saldrá una película en el mes de julio próximo que se llama Oppenheimer en donde podrán ver parte de que te he contado.



¿Por qué tiene más antenas qué el Sputnik?

¡Genial! Porque me interesan muchos temas. Me fascina saber para que se usa todo. Yo cubro física nuclear, espacio, astronomía, astrofísica, oceanografía, biología marítima, paleontología, me encantan los dinosaurios, las rocas, tengo mucha curiosidad por las cosas delicadas, lo que se pueda observar a través de un microscopio. Todo esto me gusta y no pierdo invitación que me hagan sobre todos estos temas.

Toda esta curiosidad me la alimentaron mis papás desde chiquita.



¿Participó en el guion para una producción llamada Ventana de Tiempo?

Ventana de Tiempo fue una producción que hizo mi amigo el director y productor de cine, Nicolás Ordoñez. Él se inspiró en un libro mío que se llama HIELO, una bitácora de mis viajes a la Antártida. Luego Nicolás cambió el giro de su documental enfocándolo en la vida de una experta investigadora en la Antártida. Fue una experiencia maravillosa. Estuvimos sobrevolando la Antártida y el Polo Sur en un avión de investigaciones de la NASA.

El guion figura dentro del material publicado en mi página web, como un homenaje a nuestro trabajo en conjunto, pero quién realmente escribió el libreto como tal, fue Nicolás Ordoñez.

Si me gustaría trabajar en guiones para cine. A propósito, hay un gran cineasta colombiano que vive en Canadá, se llama Mauricio Vélez Domínguez y eventualmente queremos trabajar en algún proyecto.


¿En qué parte del mundo están trabajando con conciencia para mejorar el medio ambiente?

Yo diría que en muchísimas partes. Es decir, eso es como una bolsa con cosas mezcladas. Una bolsa de dulces con ácido. En algunas partes hacen maravillas y en el pueblo de al lado la están embarrando.

En Estados Unidos hacen cosas interesantes, pero por otro lado gasta mucha energía. Yo diría que los países nórdicos tienden a ser muy conscientes en el problema climático, pero esto solo funciona si todo el mundo está en la misma página. Y todavía no lo estamos porque hay países que priorizan en otras necesidades, y creo que eso no está bien, al final todos vamos a sufrir las consecuencias, porque ahora los enemigos comunes y los más grandes que va a tener la humanidad son el calor y la falta de agua.

El planeta se ha calentado y se ha enfriado miles de veces, pero resulta que todavía no existíamos nosotros. Ahora que se ha calentado, lo ha hecho más rápido y nosotros le estamos inyectando gases en la atmósfera de forma que la naturaleza no tiene tiempo de adaptarse normalmente y es ahí en donde nos estamos equivocando.

En Colombia estamos haciendo cosas bonitas, iniciativas, estudios académicos, proyectos de granjas eólicas, me parece que hay más conciencia, pero efectivamente nos falta trabajo. Es muy difícil, son muchas las necesidades.

Pero hay algo que es muy claro, y es que estamos luchando con el único enemigo público que es el cambio climático y que nos va a aplastar.



Muchas gracias.


Muchas gracias a ti.

Me encanta que tengas tu página web porque es muy importante que a través de ella sirva de vínculo de diplomacia entre los dos países que tienen una historia tan linda de amistad y que lindo poder reforzar estos nexos.

Solamente he estado en Canadá una vez, cuando era estudiante del MIT y en compañía de un geólogo, profesor mío, fuimos a mirar algunos de los fósiles más antiguos del mundo que se encontraban en unas rocas cercanas a una localidad llamada Trepassey. Me encantó ese país.



"Algunos consideran que mis obras deberían ser llevadas a la pantalla e incluso de ser traducidas al inglés."

Ángela Posada-Swafford, durante la Expedicion Paleontologica al Desierto de la Tatacoa, en Colombia, en mayo de 2023.



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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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