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Nidya Garzón: “Yo soy simplemente mujer”

Updated: Mar 22, 2020



Por: Germán Posada




Viviendo en el municipio de Guasca en el departamento de Cundinamarca,  a los 12 años, Nidya Garzón  sufrió una enfermedad que le ocasionó una discapacidad física que la obligó a utilizar silla de ruedas.  Dicha enfermedad es de aquellas que son consideradas raras y que  aún en esta época no tiene cura.


“Hasta los 12 años yo era una niña normal y todavía en esa época éramos muy niños, yo lo tomé como un juego, mi hermana menor me bajaba de la cama en una cobijita y me arrastraba hacia el patio de la casa y jugábamos hasta cuando ya tuve que utilizar la silla de ruedas y aun así me empujaban en las calles y jugábamos con amigos. No sentía nada, quizá la diferencia era el no poder ir al colegio como los demás, pero el cambio fue notorio en mi adolescencia, ahí me pegó fuerte”, recuerda Nidya, explicando también que por el afán de sus padres de quererla ver aliviada se movilizaron a Bogotá en donde hicieron uso de varios recursos incluyendo hasta curanderos.


Ella considera que la época de crisis más fuerte fue la que vivió desde los 14 años hasta los 16 ya que le tocaba permanecer en su cama ya que no resistía estar sentada.  Durante estos dos años aprendió a tejer y hacer crochet acostada.

En el fondo me sentía emocionalmente mal,  quería ser otra niña normal, crecer bien, ir al colegio, poder tener amigas, un novio, ir a fiestas, sicológicamente yo me maltrataba y me hacía daño, es lo que yo ahora llamo -auto bullyng-  incluso en algún momento llegue a sentir que había culpables de mi situación”, comenta Nidya para quien comenzó a estudiar bachillerato por radio y luego de terminarlo se graduó como Licenciada en Artes Plásticas en la Universidad de la Sabana.

Para esta valerosa mujer que ha sabido soportar su enfermedad desde su niñez, la vida le ha puesto otra prueba más en su vida. Hace dos años le diagnosticaron un cáncer (myeloma múltiple) en los huesos, del cual rechazó rotundamente las secciones de quimioterapia.


 “Dejé esta enfermedad en manos de Dios y solo le pedí que no tuviera tanto dolor, yo decidí que si no me había dejado vencer por mi primera enfermedad tan fuerte no me iba a dejar vencer por esta otra,  ahora soy más fuerte mental, emocional, física y espiritualmente, aunque me dió muy duro y lloré bastante siempre pensando en mis sobrinos que son las personas que más quiero en este mundo, me siento feliz con sus abrazos, con sus besos, ellos son como mis hijos y los amo y los adoro con toda mi alma”, comenta Nidya explicando que así pudo entender el desespero de una persona cuando es diagnosticada de cáncer y de lo importante que es la actitud frente a lo que nos sucede.

Con su actitud mental positiva,  Nidya continua su vida sin parar un solo instante viviendo con una intensidad tal que su tiempo se hace corto escribiendo poesía, pintando, aceptando invitaciones en la radio, en la televisión, proyectando y promocionando sus conferencias, dirigiendo su organización y asistiendo a eventos públicos.

Nidya Garzón y Angela Patricia Janiot. Foto Cortesía: Nidya Garzón.

Nidya Garzón y Angela Patricia Janiot. Foto Cortesía: Nidya Garzón.


El año pasado fue nominada al premio –Mujeres de Éxito–  en la categoría de Arte y Cultura, allí conoció entre otras figuras públicas a la periodista Ángela Patricia Janiot a quien describe como una mujer realmente sensible, sencilla, dotada de una calidez humana inmensa y capaz de abrir su corazón muy fácilmente.

La poesía forma parte de Nidya desde su niñez -cuando escribía versitos que según ella no le gustaba mostrar- esta actividad decidió retomarla desde el 2000 y ya ha escrito un par de libros inéditos. La piel es uno de sus temas preferidos.

“Porque la piel es erotismo, la piel es sentir, es caricia, la piel tiene esa memoria de los diferentes amores, de los amantes, de la imaginación, de la fantasía, de todo tiene un poco”, comenta la poeta.

Foto Cortesía: Nidya Garzón.

Foto Cortesía: Nidya Garzón.


Otra faceta en la vida de esta intensa mujer es la pintura en la cual ella ha buscado representarse a sí misma al mostrar que la condición de una persona no se pierde por su discapacidad y que igual se puede amar, sentir, vivir y tener una vida íntima y feliz.

La música también forma parte de Nidya quien desde niña siempre ha sentido un gusto en especial por la música del cantante mexicano Vicente Fernández,  a quien comenzó a escuchar por influencia de su padre. “En realidad me recuerda mucho a mi padre, me parece que es uno de esos hombres que se van perdiendo con el tiempo y que no habrá otro como él, sería interesante conocerlo y compartir con él algunos minutos” dice Nidya, al mencionar que también quisiera conocer a Shakira a quien admira como una gran representante de Colombia en el exterior.


Pero el personaje que definitivamente colma sus expectativas es el presidente de Uruguay, José Mújica, por quien siente una inmensa admiración por su filosofía, por la manera de abordar la política de servicio al prójimo. Considera además que el presidente uruguayo es un fiel ejemplo de desapego y servicio al que todos deberíamos seguir.


Aunque reconoce que no puede desconocer su discapacidad y que pese a esta situación nunca le ha gustado que la traten de manera diferente, estima que hubo un tiempo en su vida en que la silla de ruedas era un -martirio-  reflejado en su falta de seguridad.


“Yo nunca me sentí rechazada, he leído de personajes como Tony Meléndez y Adriana Macías, y ellos sintieron ese rechazo. En mi caso era yo quien no me sentía bien con las personas,  el día que yo acepté mi situación, el día que yo me amé como yo era, cuando reconocí que no podía cambiar, ese día me liberé y cambié. Antes escondía mis manos, me cubría con camisas de cuello tortuga, no me metía al mar porque me daba pena que me vieran, hice un trabajo interior de aceptación y cambié.  Desde ese día soy la persona que soy,  esa seguridad  y autoestima es lo que te permite avanzar y llegar hasta donde quieres”, afirma Nidya, considerando también que no en todos los momentos estamos alegres y que a veces son válidos esos momentos de  tristeza y desamor que nos brindan ciertas sensaciones y sentimientos para escribir. Así lo plasma en una de los fragmentos de su poesía  Si el dolor fuera un poema.


“Mi sonrisa es un sol que no se apaga a pesar de las lunas que se mueren en la sangre”.
Foto Cortesía: Nidya Garzón

Foto Cortesía: Nidya Garzón


Desde el 2008 Nidya está al frente de su fundación que presta servicios a las personas más vulnerables de la sociedad en Colombia.  En ella ha encontrado apoyo en amigos pero es consciente de que el trabajo de ayudar a otros no es fácil porque no se cuenta con la ayuda ni los recursos del gobierno ni de la empresa privada, el personal es voluntario y además argumenta que siempre existen intereses de por medio lo que hace muy difícil la tarea de prestar un servicio.

Desde hace quince años decidió hacer pública su historia y hace dos que da conferencias, admite sentir nervios cuando está al frente de muchas personas pero confiada siempre en su nutrida autoestima  se ha dedicado al proceso de promocionarlas. Semanalmente maneja una agenda de dos o tres conferencias  pero aspira a dar una o dos diarias.


En Nidya el don del servicio definitivamente es natural. Hace 20 años cuando se dedicaba a pasar trabajos en computador, una de sus clientes le confesó que en alguna ocasión había tenido en mente suicidarse pero que al ver la manera como ella se enfrentaba a la vida esto le ayudó a cambiar su actitud frente a la de ella. Otra persona cercana también pasó por una situación similar y sólo después de varios años,  Nidya pudo enterarse de que ella había servido de inspiración para que esta persona no terminara con su vida.

“Cada vez me causa admiración de la manera cómo podemos salvar vidas sin ni siquiera saberlo, mi ideal es que la gente aprecie la vida, se valore, se ame como es y cambie su actitud ante las situaciones y que las convierta en oportunidades, yo agradezco a Dios por todo, no podemos estar quejándonos, todo en la vida es un aprendizaje, una bendición”, dice.


Para Nidya Garzón la vida es una oportunidad y un milagro del cual todos debemos agradecer viviendo el día a día aprovechando y aprendiendo a vivir el presente para que ese mañana que soñamos llegue como queremos.


“La paz comienza en casa por cada uno de nosotros, yo creo que nos morimos y no terminamos de aprender, la vida es un eterno aprendizaje, soy una aprendiz de la vida, de poeta, de pintora y me faltan cosas por hacer como una pintura que deje huella, terminar un libro que ya he comenzado, en fin, mucho por hacer”, comenta la incansable mujer que no duda un solo instante en instaurar la paz y el amor en el mundo si tuviera poderes mágicos.


Luego de un agradable espacio de tiempo de estar escuchando esta increíble mujer,  quise saber cómo se definía y con gran seguridad me contestó:

“Yo soy una mujer extraordinaria, maravillosa, hermosa, atractiva, segura, inteligente, feliz, exitosa, espiritual, sencilla, generosa, detallista, sensible, llena de fortaleza y de carácter, pero también con momentos de tristeza como todos los seres humanos. Nidya es simplemente mujer”.



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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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