A Frank Chavarriaga lo conozco desde que nació. Siempre muy inquieto y curioso. Desde niño mostró su interés por las actividades de la Iglesia en donde era común verle. Creo que a nadie sorprendió cuando en un momento supimos que su vocación era irse al seminario. Sin embargo me atrevería a decir que si nos sorprendimos cuando nos enteramos que su decisión ya no era continuar en su carrera sacerdotal. Frank es grande en su contextura física y es más grande aún a la hora de hablar. Sus palabras salen con el cuidado y la simetría que sólo tienen los buenos oradores. Recientemente conversamos. Lo vi tranquilo y pausado. También sonriente y de buen humor. Hablamos de cosas, entre ellas mencionamos a la reconocida historiadora Diana Uribe y me recomendó algunas lecturas. Por cierto, Frank hace parte del pregrado en Historia de la Universidad de Antioquia en donde se forma actualmente. Su Biblioteca es voluminosa. Me parece que ya comienza a quedar pequeña en el espacio en donde está situada. Frank, es un devorador insaciable de libros, muy seguramente esta disciplina la adquirió en el seminario. Con él se pasa el tiempo y en ocasiones te das cuenta que te quedas corto en palabras o en información.
Para Frank es muy claro que la palabra de Dios no la predicará bajo la imagen de una sotana. Pero también tiene claro que su misión en este mundo, desde su estado civil, es llevar un mensaje a través de sus palabras, su intelecto y sus conocimientos a una sociedad cada vez más sedienta de amor, comprensión, equidad, paz y felicidad.
Por Germán Posada
¿Qué lo impulsó en su momento haber querido ser sacerdote?
La propuesta de Jesús en los evangelios realmente es una llamada que mueve el alma, cuando sentí que Dios me llamaba a ser religioso primero, y desde esa opción de vida ser sacerdote, fue algo conmovedor verdaderamente. Por eso siento, que lo que impulsó ese deseo fue ser un predicador, anunciar a Dios que nos mira con misericordia, no un predicador que llena de temor a las personas, sino una Buena Noticia, una invitación al amor y a vivir bien esa primera vocación de ser bautizados, esto desde un contexto social y con deseos de soñar por transformar el mundo.
Otro impulso fue el deseo de servir desde la formación, soy de los que piensa que todos debemos estar formados, y lo resumo en esta frase del Nuevo Testamento: “estén siempre dispuestos a dar razón de la esperanza” (1 Pe 3, 15). Creo que el impuso, más que un deseo fue responder a una llamada y a un servicio concreto.
¿Por qué también en su momento decidió no continuar con su carrera sacerdotal?
Cuando siento que no puedo llevar una obra por la fragilidad humana que recae en las propias fuerzas, es mejor renunciar. Creo que veía el sacerdocio como una carrea profesional, no como un itinerario de vida espiritual en el cual se pudiera ser un buen pastor. Los años en la formación me sirvieron como discernimiento para dejar a un lado un camino tan sagrado, y creo que muchos hoy siguen pensando que es una carrera el sacerdocio para una realización personal, no un don tan sagrado dado por Dios. El Papa Benedicto XVI cuando fue elegido Obispo de Roma en el Balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 19 de abril de 2005 dijo: “Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes”, esta frase resume mi pensamiento y creo que hoy la Iglesia debe hacer una reflexión más profunda sobre lo que mueve a muchos hombres al sacerdocio.
¿Cuánto tiempo le faltó para haberse ordenado como sacerdote?
Creo que el tiempo para “llegar a coronar el sacerdocio” como muchos dicen, no era tanto de cuanto faltó en tiempo, pues es algo relativo, todo depende del proceso académico, formativo, espiritual y según el parecer de los superiores que están a cargo de cada uno. Cuando me hacen esa pregunta cito una frase célebre de San Agustín uno de mis santos preferidos por su riqueza intelectual y aportes a la humanidad: “¿Cuánto tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”. (Confesiones, XI, XIV, 17).
¿Se siente cómodo con su decisión final?
Con respecto a la decisión, no es tanto cómodo, diría que fue lo más acertado que he podido afrontar, al fin y al cabo en la existencia del hombre solo hay dos certezas: la vida o la muerte, la primera ya sabemos cuando fue, la segunda nos tiene en fila de espera, no sabemos ni hora ni lugar, por eso puedo decir que soy más feliz ahora que antes sin desmeritar que fueron años de formación maravillosos y están en mi mente y en el corazón con una memoria agradecida, la decisión la toma Dios en el hombre con signos concretos que van iluminandos si realmente es el camino o no. Al final, los hombres somos libres, Dios nos ha dotado de esa capacidad para escoger el camino para llevar a plenitud nuestra existencia, somos tan libres de decidir en tanto busquemos la propia felicidad.
¿Luego de este cambio en su vida cómo se está proyectando para un futuro?
Cuando se pasa de los 30 años, el futuro no es un espacio de tiempo tan lejano y el presente es presuroso, agitado. Al cambiar de proyecto de vida me plantee cuatro metas que son el motor en el aquí y el ahora; uno, estudiar lo que me apasiona; dos, disfrutar de mi familia; tres, vivir la fe como aquellos primeros cristianos; y cuatro, soñar sin miedo y vivir sin preocupaciones. Estas metas acompañan la proyección, ser un profesional con un sentido social, no un académico lleno de títulos que al final adornan una pared, sino inquirir en la vida de los hombres de nuestro tiempo en luchas nobles y justas.
Sus inquietudes y conocimientos intelectuales le han proporcionado el que sea continuamente invitado como conferencista. ¿Qué temas especialmente expone?
En los últimos años acompaño procesos formativos pastorales, los temas son en general teológicos, desde las conferencias me gusta tratar temas como la maravillosa aventura que es la vida cristiana, lo litúrgico y la historia, este último en pequeños grupos como tertulias en las que muchos se nutran del conocimiento que voy adquiriendo desde mi vida académica y que comparto sin presunciones, me gusta que muchos puedan también nutrirse sin estar necesariamente en la universidad.
Me contó en algún momento que las carreras en humanidades se están asumiendo con bastante importancia incluso por encima de carreras tradicionales como la medicina, el derecho o algunas ingenierías. ¿Por qué se está dando este cambio?
Por muchos años las ciencias sociales han sido poco valoradas, aun se tiende a pensar así de ellas, pero creo que los que las estudiamos estamos asumiendo roles para darles un valor en la sociedad, no buscamos ser ricos por tener un título, por el contrario, la riqueza es que el pensamiento sea un detonante de cambios profundos en la sociedad*. Con el cambio de milenio, muchos se lanzaron a las ingenierías, la medicina y el derecho, pero hoy son tantos los profesionales que están egresados de estas carreras que son pocas las vacantes en estos ámbitos, desde lo económico ya no son tan bien pagas como antes y se deben conformar con sueldos promedios para poder subsistir. Aclaro, no lo generalizo las ingenierías, la medicina y el derecho, siguen a la batuta con gran número de personas que realizan los exámenes de admisión en las universidades públicas, a la par en Colombia los sistemas gubernamentales se conforman con profesionales que les presten un servicio y se quedan cortos en dignificar las diversas profesiones.
Por eso apoyé el paro estudiantil del año pasado, no debemos quedarnos callados, debemos apostar por la defensa de la Universidad Pública, es un derecho al que muchos deben acceder, y este objetivo se puede lograr si cuantiosas personas se sumaran a la defensa de la educación pública en este país. Esta universidad te marca el alma, el escudo de la universidad tiene un elemento que es sello en mi mente: “El ancla, que representa también el puerto como lugar seguro, y lo asocia con el conocimiento como medio para alcanzar nuevos y mejores horizontes”.
Finalizo esta pregunta entonando el coro del Himno de la Universidad de Antioquia que es mi Alma Mater: ¡Viva la Universidad! gritemos todos con gran emoción ¡Que viva la Universidad! cantemos con grande fervor.
“Desde la Universidad Pontificia Bolivariana, he servido de relator en dos ocasiones del III y IV congreso Internacional de Liturgia y Pastoral años 2016 y 2018, creo que fue un reconocimiento a mi espíritu investigador y a la dedicación a la vida académica. Para mí fueron ambos años de participación en este evento, fruto de un servicio humilde y siempre disponible a la realidad de fe que se renueva en todo tiempo.”
Frank Chavarriaga en su Estudio. Foto Archivo Personal.
¿Cómo observa el interés de los seguidores de la Iglesia católica por una institución que continúa viéndose envuelta en mediatizados escándalos de violaciones a sus feligreses por parte de sus jerarcas?
Hablar de la Iglesia Católica, creo que es un tema un poco controversial en nuestro contexto, pero creo que los católicos estamos asumiendo posturas maduras en los diversos procesos de fe, no nos podemos quedar a la expectativa de cómo se desmorona una Institución que también hace mucho bien, ¡no todo es malo!, solo que un punto negro y controversial si levanta muchas críticas en los diversos escándalos y su manejo interno, pero hay gente muy buena, los conozco, luchan por ser fieles.
Creo que estos momentos de prueba son hasta bíblicos, pues dice la Escritura: “El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele”. (1 Pedro 1,7).
¿Tiene idea de cuántos libros se ha leído?
Soy sincero, la verdad no tengo idea, desde lo académico si he leído la gran mayoría de textos en las diversas carreas en las que me he formado, de allí la importancia, el amor y la inversión que mes a mes le hago a mi biblioteca personal en la que se cuentan alrededor de 1.500 libros de diversos tamaños, grosores, temas y áreas del conocimiento. Acuño diciendo, los libros son el mejor amigo, es una voz silenciosa en medio de los pensamientos que recorren nuestra mente, por eso me gusta estar en constante contacto con ellos. Cuando dije la mayoría, digo a conciencia solo un 80%, muchos aún están nuevos, la universidad me va absorbiendo lectura de temas libres o de un gusto particular.
El más reciente libro de la reconocida historiadora Diana Uribe se titula “Brújula para el Mundo Contemporáneo”. Al parecer algunos intelectuales e historiadores no están muy de acuerdo con la manera como ella cuenta o narra la historia. ¿Qué puede decirnos al respecto?
Cuando se hace historia, o cuando el oficio del historiador se lleva a plenitud, siempre en su quehacer histórico se debe hablar de crítica de fuentes y bibliografía, desde lo que se nos enseña en Historia, es un tema de mucho cuidado y es lo que en cierta medida le da validez al tema que se trate o investigue.
Muchas veces no se tiene en buena estima a Diana Uribe, esto por su forma de hacer historia, no es por ser mujer -hoy muchas mujeres que son grandes historiadoras-, es más bien la representación de como hace desde el oficio del historiador una trama dramática para envolver a las personas con respecto a un tema. Siempre que se lee la historia debemos mirar las fuentes que sustentan o la bibliografía con la que se construye un texto.
Aunque tiene un gran número de seguidores que les apasiona como narra los diversos hechos, es una mujer interesante y entre gustos y formas son muchos sus seguidores en las redes sociales y literarias donde se ha posicionado.
Al parecer una de sus inquietudes intelectuales es escribir. ¿Ya ha comenzado a hacerlo?
En algunos espacios libres, me he dedicado a la escritura, comencé con un escrito del que pocos conocen, solo algunas personas cercanas lo han podido ojear, se llama “Experiencia”, trata groso modo de algunos aspectos de mi vida, siempre he manifestado que en la vida algunos talantes nos marcan de alguna u otra manera, de allí el porqué del título, las paginas que contiene son realmente eventos significativos que sentí merecían plasmarse, pero como en todo, cada vez que lo releo le cambio cosas. “La Maravillosa aventura de la vida Cristiana” esta fue una ponencia que realicé para más de 4.000 personas en las diversas realidades eclesiásticas de Medellín. ¿Por qué esta noche es diferente? Es el último de los textos que he querido escribir, como su nombre lo dice se centra en lo que es la pascua para un creyente, los signos que emplea y la trasmisión de lo que nuestros padres nos dan. Unido a ello, algunos poemas cortos que tienen nombres que sugestionan lo vivido en lo cotidiano: Creo, Me encanta leerte, miedo, entre otros.
La escritura es la manifestación de aquello que recrea la mente, al plasmarlo toman vida los personajes, las cosas y los hechos se recrean en la mente de quienes leen.
¿En tiempos de tanta convulsión y problemas sociales todavía tenemos la esperanza de encontrar felicidad?
La felicidad unida a la libertad, son dos aspectos intrínsecos en el ser humano. El mundo y la sociedad no pueden robarlos, somos los seres humanos los que desechamos toda esperanza por ser felices, por ver el mundo con ojos siempre diferentes. Al hablar de la felicidad, creo que es un don, un regalo, un milagro, algo que solo nosotros podemos decir que valor tiene en lo personal.
De allí, que la libertad sea esa capacidad para escoger lo que quieres en la vida, lastimosamente los seres humanos parecieran que existiéramos por cumplir un ciclo, y por el contrario existimos porque la vida uno es quien la vive a plenitud o mediocremente.
Arriba: última adquisición iconográfica son las artes propias que se enseñaban en el medioevo al nacer las universidades. Abajo: las 7 virtudes, ambas en nomenclatura latina. Foto Archivo Personal.
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