Consuelo Cepeda: "Yo quiero ser siempre periodista."
- German Posada
- 8 hours ago
- 16 min read

Consuelo Cepeda
"Sueño con lograr concretar la ilusión de llevar a las redes sociales las historias de vida de las personas mayores y las dificultades que tienen para conseguirse un empleo." Este podría ser el resumen perfecto de esta entrevista con la veterana periodista Consuelo Cepeda, quién además de ganar reconocimiento en la televisión colombiana en su rol como la Defensora del Televidente, tiene en su haber un fecundo recorrido de cinco décadas dedicadas al oficio del periodismo.
Consuelo Cepeda asumió la idea de retirarse de su profesión, más específicamente de su labor como Defensora del Televidente, cargo en el que duró más de dos décadas, pero no presagió que una vez inactiva de lo que fue su vida durante tantos años la llevaría a recapitular que su entereza seguía intacta para seguir aportando a través de su experiencia y talento, su compromiso y responsabilidad frente la sociedad.
"No pensé en ningún momento en regresar de la profesión, no por ambiciosa ni por el dinero sino por esa necesidad del oficio", comenta la periodista que en sus cincuenta años de actividad periodística ha sido galardonada con los más importantes premios que se otorgan al ejercicio periodístico en Colombia.
Consuelo Cepeda no se jacta ni presume de ser una de las pioneras dentro del reporterismo femenino en nuestro país, relevancia que asume modestamente como parte del camino que comenzó a transitarse para que otras generaciones terminaran de moldearlo.
Definitivamente en la historia de la televisión colombiana "Todos Somos Colombia", y "Maestros" son dos programas de eterna recordación y en los que Consuelo Cepeda fue alma y corazón. Pero lo que resulta casi que inverosímil dentro de su carrera y en nuestra cultura, otrora liderada por el género masculino, fue haber sido la primera mujer que como reportera estuvo cubriendo toda la antesala del Mundial de Fútbol en Italia 90. Nombres de figuras como Maradona, Rudd Gullit, Carlo Ancelotti y Toto Schillaci, figuran en esta historia.
"Para mí el oficio es mi vida. No puedo sentarme en un sofá a esperar a que me llegue la mala hora", comenta la carismática periodista que activa como siempre se le ha conocido, se muestra impaciente por penetrar en aquel espacio cibernético en donde las redes sociales se han posicionado y en donde ella considera que todavía tiene el potencial y el talento para seguir aportando en bien de la comunidad.
Por: Germán Posada
¿Fue clara su decisión de dejar su rol como Defensora del televidente en RCN?
Si. Y de eso estoy muy segura. Finalmente había llegado a ese estado de confort. Era un trabajo que me gustaba mucho ya que me fascina trabajar por la gente. Después de muchos años esa figura que yo representaba se convirtió en cumplir una ley. Los canales por obligación tienen un defensor del televidente por lo menos aquí en Colombia.
Lo que yo noté en RCN fue que el modelo de negocio cambió porque con la transformación tecnológica de los medios, lo más importante para ellos era pasar a las plataformas digitales supuestamente con excelentes producciones. Por consiguiente, se volvieron muy repetitivos con producciones antiguas que habían tenido mucho éxito, a promocionar "programas de sofá" que no necesitan mucha inversión, enlatados de telenovelas, rellenos de shows comprados en el exterior y otros. Cuando yo decidí renunciar estaba en su furor La Casa de los Famosos, de manera que era imposible que yo me quedara allí presenciando como se estaba haciendo un programa que yo lo denomino "Telebasura".
Como Defensora del Televidente y al ver que el canal hacía caso omiso a los reclamos que los televidentes hacían de todo lo desagradable que allí se veía y, todo lo contrario, RCN apostándole para mejorar el raiting, vi que no tenía sentido permanecer allí. Todo cambió porque si hubo una época en la que nos hacían caso. Se escuchaba la voz del televidente. Pero al final lo que primó fue abrirse mercado hacia las nuevas plataformas.
Fue enfática en decir que ya era suficiente su protagonismo en esta labor y que venían otras generaciones pidiendo espacio. ¿Sigue firme en esta idea?
¡Si claro! Yo creo que hay que abrir espacios para las nuevas generaciones obviamente. Pero en la Defensoría del Televidente curiosamente entre más años tenga el defensor y más curtido este, más serio, que tenga conceptos éticos y experiencia, es un defensor que tiene más valía. Una persona demasiado joven puede ser un buen catedrático, universitario, con opinión, pero no es la persona idónea todavía para este cargo. Cuando se inició esta figura se buscaba personas que tuvieran "peso en la cola". En otras palabras, una persona curtida de experiencia, con excelente bagaje dentro de su profesión como periodista.
Cuando yo hablo de las nuevas generaciones no solo me refiero a la Defensoría del Televidente. Tampoco demerito que un periodista joven no tenga la capacidad de asumir o analizar contenidos de televisión. Pero si estoy convencida de que para este rol en especial, si se necesita tener un bagaje y una experiencia grande. También soy consciente en reconocer la cantidad de egresados de las facultades de comunicación tan impresionante y que tienen que enfrentarse a la tristeza de lo difícil que es conseguir un buen empleo.
¿Fue inoportuna su decisión, quizás acelerada?
No. Fue muy consciente. Yo había hecho de todo. Crónicas, reportajes, entrevistas, pero ya uno comienza a repetirse. Me parece rico volver al periodismo común y corriente. No pensé en ningún momento en regresar a la profesión, no por ambiciosa ni por el dinero sino por esa necesidad del oficio. Yo quiero ser siempre periodista, pero no quería conseguir un empleo en un noticiero o repetir lo que ya había hecho. Ahora hay muchas maneras de hacerlo. Para mí el oficio es mi vida. No puedo sentarme en un sofá a esperar a que me llegue la mala hora.
Tengo muchas actividades, leo, camino, hago deporte, disfruto de mis amigos, pero dejo de hacer periodismo y creo que ahí si me muero espiritualmente.
Yo creo que un periodista no tiene fecha de caducidad y puede ser periodista siempre.
Lo que destapó esa olla fue haber ido a la Feria del Empleo porque las personas en general no entendieron que era lo que yo estaba haciendo que se trataba de una nota de periodismo de inmersión que es lo más bello porque es ponerte los zapatos de una situación y narrarla. Yo quería saber que podía haber para mi allí y que podía suceder con personas como yo que están buscando un empleo y van a la feria. La sorpresa fue que me encontré muchísimas personas mayores haciendo la fila en un lugar denominado "50 +" en busca de un empleo.
Esto que me cuenta es bastante interesante ya que es de conocimiento de que en Colombia a partir de cierta edad las personas son consideradas viejas, sin nada que ofrecer, mejor dicho, mandadas a recoger. ¿Estoy en lo cierto?
Cuando yo llegué a esa feria no podía caminar muy bien porque la cantidad de gente que había era impresionante. Al estar en la fila que me correspondía a mi me di cuenta de que la cantidad de gente profesional que pasa de los cincuenta también está buscando una oportunidad para emplearse.
Efectivamente pude comprobar que incluso hasta en algunos casos a las personas de menos de cincuenta años nos arrinconan, ignoran, casi que nos amontonan. Es como si no existiéramos y resulta que a mi parecer estas personas son muy valiosas y que, gracias a su experiencia, pueden llegar a ser guías, consejeros, entrenadores, que salven los procesos que pueden estar atravesando personas jóvenes. Pero lamentablemente a estas personas ni siquiera las contemplan.
¿Este pudiera ser un tema similar como cuando los actores veteranos está compitiendo con gente más joven?
El tema del actor es distinto. En Colombia curiosamente a sus actores mayores también los arrinconan porque no les interesa el talento sino la belleza y el impacto que tengan en ese momento los más jóvenes. Creo que no obedece como sucede en otras partes del mundo. Yo veo mucho cine y series de telenovelas de otros países y en todas estas historias siempre hay la participación de por lo menos tres artistas mayores que son importantísimos dentro del desarrollo de la historia y cumplen precisamente con esa labor que te estoy contado. Siempre hay una valoración muy grande hacia ellos.
Aquí están intentando vender un talento joven y desperdiciando los talentos con experiencia que podrían hacer papeles magníficos siempre y cuando los productores y empresarios les dieran la oportunidad. Pareciera que no está en sus planes emplear a un sabio viejo que le aporte a la historia.
¿Considera que con su decisión de salir a buscar opciones en el mercado laboral a marcado una pauta en Colombia para que las empresas del espectáculo y medios no dejen de lado a tanto talento que a pesar de la edad siguen teniendo talento?
¡Claro que sí! Es que seguimos teniendo vigencia precisamente por el talento y la experiencia.
Cuando yo salí de la feria me di cuenta de que estaba allí haciendo un reportaje de inmersión de cómo se venía a conseguir empleo a una feria de estas y salí llena de ideas para hacer algo al respecto utilizando mi voz de defensora y mi experiencia de más de cincuenta años dedicados al periodismo y, que mal o bien, hay un nombre limpio, honesto y de trabajo social. Me parece que hay que aprovechar todo ese resumen de mi vida y crear conciencia en la gente para que no nos dejemos arrinconar, porque todavía tenemos talento, porque podemos aportar ideas y somos capaces de levantarnos con ánimo en las mañanas para ir a realizar una actividad.
En mi día a día encuentro muchas personas mayores caminando por el parque con caras de aburridos, como esperando que pase el tiempo y son personas que se les ve divinamente bien pero que las jubilaron y pareciera que se les acabó la vida.
La vida laboral hace parte de la vida común y corriente. Son muchas aristas desde donde tomarla, pero cuando se ha trabajado durante cuarenta años o más en algún sitio, la persona queda como coja, como si le hiciera falta algo. Creo que no solamente están aptos para cuidar los nietos o hacer mandados. Esto, con todo respeto, me parece terrible, una falta de respeto.
Puede que suene quijotesco, pero yo sí quiero intentar a través de las redes sociales crear un movimiento de todas las angustias, penurias e incomodidades que vive un colombiano que ya pasó los cincuenta años y que está -al pelo a nivel mental, físico, intelectual, actualizado- pero resulta muy duro que te invisibilicen de una manera tan cruel.
La perspectiva de vida se ha prolongado muchísimo en nuestro país y una persona de 60 años ya pensionada va a quedarse como mínimo veinte años arrinconada. Según las estadísticas existen por lo menos 12 millones de personas mayores de sesenta años en Colombia sin producir. Creo que con esa cantidad de personas hasta se logra elegir a un presidente de la república. Pero lo peor es que de esos 12 millones, 9 millones están sin pensión.
Me parece pertinente acotar que con las pensiones no pasa lo que mucha gente cree y es pensar que podemos darnos gastos de gente adinerada. En alguna ocasión alguien me decía que por qué no me dedicaba a viajar y conocer el mundo y la verdad es que con una pensión a uno no le alcanza para tanto. Se puede pagar una administración del apartamento, mercar, pagar algunas actividades de ocio, ir a un restaurante un par de veces al mes y punto. Todos sabemos que la vida en Colombia es bastante cara.
La tauromaquia la llevó a tomar la decisión de ser periodista. ¿Por qué?
¡Si! Me encantaba, pero en aquel entonces todavía estaba muy chiquita. Eran épocas en donde las corridas de toros eran muy famosas y mi papá era muy aficionado a esta actividad que compartía con todos nosotros al igual que el fútbol y el tenis.
En realidad, a mí no me gustaban las corridas de toros como tal. Para mi era terrible cuando el torero se preparaba para dar la estocada final al toro. A mi lo que me gustaba era todo lo que venía antes. El paseíllo, el capote, etc. Pero lo que más me atraía y me hizo decidir que lo que quería ser era periodista era presenciar figuras como Palomo Linares, El Cordobés y otros, que eran figuras reconocidas y además guapos y que de la única manera de acercarse a hablar con ellos era siendo periodista. Eso fue lo primero que me llamó la atención.
Luego en el colegio tuve un profesor que se llamaba Gonzalo Gonzales GOG, magnifico periodista que trabajó en El Espectador. Gonzalo nos daba filosofía en el colegio y nos ponía recortar y comentar noticias que nos llamaran la atención. De esta manera pude darme cuenta de que realmente si me interesaba hacer ese periodismo enfocado a la comunidad, a las personas, porque esta era la clase de noticias que yo escogía.
"Para mí el oficio es mi vida. No puedo sentarme en un sofá a esperar a que me llegue la mala hora."

Consuelo Cepeda.
¿Justamente qué representó en su carrera el profesor Gonzalo Gonzáles GOG?
Para mi fue importantísimo porque él me estimuló a ser periodista. Gonzalo me decía que el periodismo era una profesión de servicio público y veía como yo me interesaba por el tema social a través de mis recortes.
No tuve necesidad de pensar mucho una vez terminado mi colegio de saber que estudiar y hacer con mi vida. No pensaba más que en estudiar periodismo.
¿Y fue así como se convirtió en una de las pioneras del reporterismo femenino en Colombia?
Así es. Una de las cosas importantes de mi vida, es que yo fui de las primeras reporteras de televisión en Colombia, te estoy hablando de mediados de los setenta, época en donde los hombres eran protagonistas. Algunas excepciones, eran, por ejemplo, Virginia Vallejo y Amparo Pérez, que oficiaban como presentadoras.
Después de la universidad mi anhelo era ir a estudiar al exterior. Algo que para la época era casi que imposible, a no ser que tuvieras muy buenos recursos económicos. Decidida me fui al Icetex y logré una beca para irme a estudiar a Holanda al Instituto de Radio y Televisión de Hilversum.
Después de un año regresé a Colombia como Comunicadora Social con énfasis en periodismo y con todo lo aprendido en Holanda. Alguien me dijo que en un noticiero estaban necesitando una asistente y no lo pensé dos veces. El noticiero salía los fines de semana a las 11 de la noche y yo era la encargada de pasar informes sobre cine. Me convertí en la "china" de los mandados, de contestar teléfono, hacer apuntes, llevar café, hacer resúmenes de noticias, pero yo me sentía feliz porque me sentía estar con la crema innata del periodismo en Colombia.
La primera reportera en Colombia en cubrir un Mundial de fútbol. ¿Cuál fue ese mundial y cómo recuerda esta experiencia?
Eso fue también como una casualidad. A veces la vida te presenta oportunidades de manera casual. Tenía en aquel entonces unos 35 años y ya había sido reportera de varios noticieros y sentía que había hecho de todo y que quería ser corresponsal y le vendí la idea a Fernán Martínez, en ese momento director del noticiero TV Hoy.
Le presenté mi plan a Fernán con la idea de irme a España y cubrir noticias internacionales desde Madrid. Todo estaba en marcha, pero faltando dos meses para viajar, Colombia clasificó al Mundial de Italia 90 y esa noche me llamó Fernán para decirme que cambiaban los planes porque en vez de Madrid, me enviaban a Roma y fui así como resulté cubriendo el premundial en el 89.
Cubría todo lo concerniente a la construcción de los estadios, los cambios que esto implicaba en las ciudades y en las sedes de los distintos equipos. Cuando llegó el Mundial ya había entrevistado una buena cantidad de futbolistas, pero seguí colaborando como soporte a los periodistas expertos de TV Hoy que habían llegado a cubrir el Mundial.
¿Qué personajes del futbol de aquella época la marcaron?
Fueron varios, empezando por Diego Armando Maradona. Para aquel entonces él jugaba para el Nápoles. Recuerdo un reportaje que le hice en donde exponía que ya lo tenía todo y que después de esto que seguía para su vida. Era adorado, muy querida persona. Me invitaron a un asado a la sede de la Selección Argentina y quién los preparaba era su papá. Algo gracioso que me sucedía con los colegas era que se quedaba mirándonos a todos y pensaba a quién iba a concederle entrevistas y me escogía a mí para hacerle bromas a los hombres. Era un bandido (jajaja).
También recuerdo muy especialmente a Rudd Gullit quien era muy simpático también. A Carlo Ancelotti.
Uno que me marcó de manera muy especial fue Salvatore Toto Schillaci, con esos grandes ojos que parecía como poseído cuando agarraba el balón. Schillaci fue mi ídolo en este mundial.
¿"Todos Somos Colombia" qué recuerdos le ha dejado en su vida personal y profesional?
Todo. Yo he tenido una suerte impresionante porque he podido hacer lo que cualquier periodista con la sensibilidad que yo tengo le hubiera gustado hacer.
Imagínate coger una cámara y recorrer el país hablando con toda la gente que quieras y mostrar lo que está sucediendo en los distintos municipios y lugares súper apartados y desconocidos en donde no ha llegado nadie y después de eso, ver como otros colegas comenzaron a ir hasta estos lugares también a indagar.
Todos somos Colombia tuvo sus inicios a principio de los ochenta y nació como un programa para los campesinos. Yo le dije a Samuel Duque, en ese momento el presidente de la programadora de RCN, que era una tontería hacer el programa ya que los campesinos me iban a dar sopa y seco por sus conocimientos en el campo, mientras que yo no sabía absolutamente nada en ese campo. Sin embargo, le propuse enfocar el programa frente a ciertas carencias que el campesinado tenía y Samuel Duque me dio su aval.
Entre el tercer y cuarto programa me llegó una carta en donde me invitaban a un pueblo para que lo visitara y supiera de muchas cosas que estaban pasando allí. Yo comencé a hacer el ejercicio, llegaba al pueblo y en la plaza leía la carta acompañada de la persona que me la enviaba. De esta forma se fue consolidando el programa al punto que su audiencia se elevó de manera impresionante. Fue precioso haber recorrido a Colombia de esta forma. Aprendí mucho de todas estas almas generosas de estas regiones apartadas en donde vivían en condiciones muy deplorables.
Yo regresaba a Bogotá bajo un estado de desolación muy grande y trataba de hacer contactos para solucionar en algo estos problemas, pero era completamente imposible resolver todas esas desventuras de estos otros colombianos. Para ellos el hecho de hacerlos visibles era muy importante porque sentían que los habían conocido.
Todos Somos Colombia tuvo su fin cuando estaba en planes de ser corresponsal en Europa y resultó lo del Mundial de Fútbol en Italia 90.
¿Qué tanto cambió la televisión en Colombia con el paso de las producciones que el estado patrocinaba a la apertura de la empresa privada?
Totalmente, tanto que me volví Defensora del Televidente. Había mucho programa periodístico con el enfoque social con el que yo trabajaba. Jorge Enrique Pulido fue un gran periodista en ese estilo. Cuando llegó la televisión privada ese tipo de programas ya no les interesó porque su objetivo único era monetizar y hubo cierre total a muchos proyectos de esta índole.
Yo trabajé con Audiovisuales que era la programadora del estado donde se hizo, por ejemplo, Talentos que lo dirigió Heriberto Fiorillo, una serie maravillosa. Yo hice Maestros, de los compositores colombianos. Allí contábamos la historia de las canciones yendo hasta el lugar en donde estaba el compositor, hacíamos la entrevista y durábamos unos tres días grabando. Salían unos documentales extraordinarios. La condición era que sus obras musicales hubieran sonado no solamente en Colombia sino en otras partes del mundo. Alcancé a hacer 60 capítulos.
Fue así como se empezó a conocer magníficos compositores. En ese entonces estaba de moda Carlos Vives con la canción La Gota Fría. Yo me fui a un Festival Vallenato porque iba a entrevistar a varios compositores y allí estaba Carlos Vives. Yo estaba haciendo el programa con Emiliano Zuleta Baquero, un campesino hermoso que vivía por las montañas del Valle y compositor de La Gota Fría. Le pregunté si conocía a Carlos Vives a lo que él me respondió que no. Inmediatamente me puse a investigar en dónde se hospedaba Vives y nos dirigimos para allí en donde le presenté al Maestro Zuleta. Fue un encuentro único. El propio Maestro Emiliano Zuleta diciéndole a Carlos Vives: "Carlitos que honor conocerlo", cuando el cuento era al revés. Carlos fue muy amable con él, pero increíble que no se le hubiera ocurrido ir a conocerlo antes.
Ese encuentro fue tan fabuloso que tuvo página en el periódico El Tiempo.
¿Cómo analiza en tiempos actuales el protagonismo que la mujer ha alcanzado en la televisión no sólo de Colombia sino en el mundo?
Sin duda alguna. La mujer es una protagonista. Actualmente tenemos muchas directoras en la televisión. Nombrarlas a todas en este momento me resulta bastante difícil. Su protagonismo es arrasador al punto que arrinconaron a los hombres.
¿Usted como una de las pioneras del reporterismo femenino en Colombia cómo ve esta relevancia en la mujer colombiana?
Me parece genial. Admiro profundamente a algunas de ellas como Cecilia Orozco, María Elvira Arango, María Isabel Rueda, entre otras. No siento que esto haya sucedido gracias a mí. Fuimos un grupo de reporteras jóvenes que hace muchos años nos abrimos camino con muchos obstáculos porque la realidad es que si había machísimo en aquella época.
"Consuelito usted vaya y cubra la reina del bambuco", me decían cuando lo que yo quería era ir a cubrir Congreso. "No, no, no, eso es muy difícil, váyase para donde la reina del bambuco", esa era la respuesta. Nos ponían a cubrir muchas pendejadas, pero no claudicamos y con determinación continuamos dando la pelea hasta lograr llegar a las grandes ligas.
¿No puedo pasar de largo sin preguntarle cual es el top 5 de las canciones favoritas de su hermano Andrés Cepeda?
¡Ay, Dios mío eso es gravísimo! Obviamente como comprenderás como hermana de Andrés soy su fan número uno con mi otra hermana que se llama Miriam. En mi lista personal la canción número uno es Bogotá, una canción que él le hizo a mi mamá. Esta canción nos hizo llorar a moco tendido porque él nos invitó a su casa a escucharla después de 30 años de haber fallecido mamá.
Tengo ganas, me fascina. Es preciosa. Otra que me encanta es El Carpintero del Amor. Los boleros que canta con la Big Band, que eran los boleros que le gustaban a mi padre. Ese trabajo discográfico es maravilloso. Hay muchas nuevas que todavía me hace falta escucharlas bien. Andrés mientras su voz y su salud le den, lo tendremos para mucho rato si Dios quiere.
Usted ha dicho que "el día que uno deja de soñar, comienza a envejecerse y a perder la vitalidad”. ¿Cuál es su sueño más especial que usted tiene en estos momentos de su vida?
El primer sueño que tengo es la tranquilidad. Yo creo que la tranquilidad no tiene precio. Otro gran sueño es poder conocer Grecia y Machu Picchu. Definitivamente lo que me hace feliz es viajar. Te cuento que el dinero que me gané en el cubrimiento de aquel Mundial, me lo gasté recorriendo toda Italia.
Sueño con lograr concretar la ilusión de llevar a las redes sociales las historias de vida de las personas mayores y las dificultades que tienen para conseguirse un empleo. El objetivo es lograr esa toma de conciencia de que las personas mayores aún están vivas y tienen mucho que dar. Así como lo siento yo, lo tienen que sentir miles de colombianos que han pasado determinada edad y que serían muy felices de sentirse útiles con su oficio.
Se aproxima la navidad. ¿Qué le esta pidiendo al Niño Jesús?
¡Que tenga muchos seguidores! Recientemente un coach que vio mis informes me ofreció compartirme sus conocimientos porque él considera que tengo el potencial suficiente para ser una buena influenciadora en las redes sociales.
Muchas gracias.
"Sueño con lograr concretar la ilusión de llevar a las redes sociales las historias de vida de las personas mayores y las dificultades que tienen para conseguirse un empleo."

Consuelo Cepeda.



