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Writer's pictureGerman Posada

Camilo Medina y su reencuentro con la pintura

Updated: Mar 22, 2020



Mas que conversar con el Maestro Camilo Medina, es transportarse a través de su voz en un mundo pleno de gratos y malos recuerdos, de nostalgias y de alegrías, de bienaventuranzas y decepciones,  de años de resplandor como aquellos que nos trasladan a  las décadas de los 60 y de los 80, épocas en las cuales la actuación en Colombia germinaba toda su brillantez artística y teatral y en la cual se consolidaron  extraordinarios talentos que dejaron un eterno legado en nuestra televisión.

Con méritos ilustres, Camilo Medina forma parte de esa televisión de antaño que inmortalizó obras como “La mala hierba” en donde interpretó al Cacique Miranda, un personaje que sin duda alguna marcó en parte de una generación colombiana, un recuerdo imborrable de las vivencias y realidades de nuestro país.

Después de retirarse de la actuación, el Maestro Medina sigue interpretando sus vivencias por medio de la pintura, pasión que lo llevó a sumergirse en el mundo teatral. Sus obras a través de óleos y pinceles plasman los magníficos paisajes de nuestra abundante y exuberante geografía nacional y regocijado en su naturaleza íntima nos cuenta desde lo más profundo de su corazón, el papel más duro e incomprensible de su propia realidad.


Camilo Medina. Foto: Archivo Personal.




Por: Germán Posada:



G.P.: En qué año comenzó el arte de la actuación?

C.M.: Empecé a estudiar en el año 1951 en la Escuela Nacional de Teatro Colón. Yo había llegado a Bogotá becado por mi Departamento del Tolima para estudiar pintura en el área de bellas artes de la Universidad Nacional y estando allí cuando inauguraron la Escuela de Arte Dramático del Teatro Colon, un amigo mío, David Manzur, me informó y me invitó a conocerla y así entré al mismo tiempo a estudiar y me fué gustando. Recuerdo que había un excelente profesorado, gente muy capacitada e intelectuales íntegros de reconocimiento absoluto.


G.P.: De los personajes que interpretó cual (es) recuerda con más intensidad?

C.M.: En teatro tengo un recuerdo muy grato cuando estaba haciendo el último año de escuela compartí con Victor Mallarino (padre) director de la escuela y había montado la obra  Bodas de Sangre de Federico García Lorca y yo interpreté el papel de Leonardo, esto para mí fue muy especial trabajar con Victor Mallarino.


G.P.: Qué le gustó más, el teatro, el cine o la televisión?

C.M.: El teatro fue muy agradable por que fue el principio y lo experimente en todas las ramas, asistencia de dirección, efectos de sonido, montaje, escenografía. Todo esto era totalmente nuevo para mí pero económicamente resultaba ser más favorable la televisión estaba recién inaugurada y estaba invadida de extranjeros y era muy poco el talento nacional que estaba presente. Hicieron un concurso para el montaje de una novela y yo estaba en el teatro terminando mi carrera y participe ganando el primer puesto para interpretar el protagonista de El Gran Negocio.

En el cine las primeras actuaciones en Colombia  fueron  muy breves porque antes en sus inicios  era una carrera todavía muy incipiente, cuando ya hice algo más serio fue cuando Julio Luzardo estaba recién llegado al país y había hecho en Estados Unidos una gran carrera en dirección de cine y el escogió una obra de Manuel Mejía Vallejo  llamada Tiempo de Sequía. El vió en mí las condiciones para ser el protagonista de este cortometraje acompañado de Lida Zamora, actriz y cantante que estaba en esa época en su furor y esto fue un éxito estupendo.  Los comentarios fueron muy favorables esto fue lo más agradable en cine. Ya luego vinieron trabajos de más envergadura y lo último que hice fue como protagonista de la película  Ayer me echaron del Pueblo  basada en la canción de Morales Pino y dirigida por Jorge Gaitán Gómez.


G.P.: Por qué impacto tanto  su personaje  El CACIQUE MIRANDA  en la televisión colombiana?

G.P.: Para la época y  siendo un personaje que podía generar cierta suspicacia pensó para interpretarlo ó  por el contrario le gusto la idea de hacerlo?

C.M.: Estaba algo encasillado en mis papeles fuertes en teatro y televisión  y era muy conocido en este rol. Había terminado Hato Canaguay que también fue un éxito nacional  y esto me sirvió de puente para interpretar al Cacique Miranda. Recuerdo que yo era el coprotagonista y pasé a desplazar al protagonista. Inclusive el libretista le dió más importancia al personaje mío.


G.P.: Usted admiraba actores como  Jorge Negrete, Cantinflas, María Félix y María Antonieta Ponce. Ellos tuvieron alguna influencia para iniciarse en la actuación?

C.M.: Fui un admirador de ellos. En una época de mi vida en Ibagué me conseguí un empleo proyectando las películas en el Circuito de Teatros Colombia que era para el pueblo y allí se exhibía todo el cine mexicano que llegaba al país, también el argentino y el español. En este trabajo pude ver todas las películas y me fuí familiarizando con estos personajes. Esto indirectamente influyó en  esa cosa rara que uno de pronto descubre en la vida sin proponérselo.


G.P.: Hace cuanto se retiro de la televisión?

C.M.: Hace mas de 15 años.


G.P.: Por qué se retiró?

C.M.: Porque fueron casi 40 años de mi vida y me di cuenta de que no sólo de la fama podía vivir y comer. En mi época la televisión era de circuito cerrado sólo para Colombia y no había nada a la vista de esa evolución grande que tuvo nuestra televisión, de tanto desarrollo. Con una evolución de estas proporciones a nivel mundial de la cual se están lucrando muy bien las nuevas generaciones. Hasta cuando yo trabajé nos pagaban miserias, se luchaba mucho, terminábamos de grabar una novela y el resto del año a veces no teníamos  trabajo. Había una inestabilidad de trabajo horrible y llegamos al punto de que nos recalcaran que agradeciéramos el hecho que nos estaban dando para comer, era  casi que un trato por caridad.


G.P.: Se siente decepcionado de su paso por la televisión en Colombia?

C.M.: Si, un poco. En nuestra época no era como ahora, recuerdo que cuando montábamos una obra de teatro nos daban las boletas para que lleváramos a nuestros familiares o amigos y muchas veces ni con la boleta regalada iban al teatro. Era muy difícil que una obra se vendiera así y entonces se complicaban los salarios. La actuación a mi me costó mucho trabajo y mucha dificultad. Ahora los actores llegan como paracaidistas a protagonizar. Todo fué muy romántico y tuve fama pero hoy en día todavía estoy sufriendo estas consecuencias porque estoy pasando una vida difícil sin ninguna pensión. Mis compañeros de actuación sufrían mucho, por su vejez, sus enfermedades, la falta de trabajo, teníamos que hacer colectas por medio del sindicato poder dar una cristiana sepultura a quien moría. Todo este sacrificio que yo he hecho, siempre he sido muy pobre, en mis inicios cuando estudiaba pintura fui amparado por una beca sino no hubiera podido estudiar. Yo aguantaba hambre. La gente comenzó a cambiar, las estrellas del momento les costaba saludarnos. Todo esto hirió mi sensibilidad, mi entrega a la actuación, todo esto para mí fue un golpe muy duro, me sentí desprotegido y me pesó mucho no haber estado pintando. Todo esto me agotó.


G.P.: Después de retirarse de la televisión lo volvieron a llamar para trabajar en algún papel?

C.M.: Si me llamaron para trabajar después de mi retiro varias veces pero yo tomé una determinación absoluta y luego de tanta decepción de ver que había perdido tanto tiempo de mi vida quería recuperar parte de él para poder pintar. A mi edad no puedo estar consiguiendo papeles que requieren mucha energía y disponibilidad en los horarios con este movimiento alocado en la nueva televisión y de tanta improvisación y muchas veces con honorarios justos para comer.


G.P.: Qué comparación haría de los actores de hoy a los de su época?

C.M.: Hay excepciones como todo en la vida. Hay gente que verdaderamente tiene talento y son buenos pero también una gran mayoría por desgracia no. Es una cosa rara de salir a buscarlos en la calle y si tienen bella figura les ofrecen la oportunidad de actuar. Ahora importa mucho la superficialidad en la belleza tanto en la mujer como en el hombre. Las enseñanzas que aprendí en la escuela del comportamiento humano aplicado a la actuación pasó a segundo plano y la entrega y la dedicación para poder alcanzar lograr la interpretación de un personaje como yo lo hice en mi época desapareció.


G.P.: Qué clase de técnica utiliza?

Camilo Medina pintando

Camilo Medina pintando


C.M.: El paisaje. Soy un amante profundo de la naturaleza, cuando voy al campo me extasío con  los atardeceres y los amaneceres  y me siento muy feliz como también viendo un concierto de las aves o un lugar en donde no se escuchan si no los animalitos como en los llanos. Amo las costumbres sanas de los campesinos, la hermandad con el que llega a su casa.


G.P.: Cuantas horas a la semana dedica a la pintura?

C.M.: No tengo un horario en especial pero todos los días pintos.


G.P.: Admira algún pintor en especial?

C.M.: Mi influencia casi que indirecta y que me he alimentado de ella es el impresionismo. Admiro profundamente a  Vincent van Gogh no sólo por lo que él hizo con su pintura si no por su vida tan sufrida que era como un reflejo de lo mío y que aguantaba hambre y nadie le compraba una obra.  Esa angustia de él, de sobrevivir, de hacer algo, además ensayo muchas cosas hasta ser cura. El tuvo una vida muy bella, muy ejemplar, muy sufrida y yo venía en esa tónica, sin proponérmelo empecé a identificarme con él como hombre como un ser humano. Ver que el tipo se muere en la miseria más grande, que loco se pega un tiro y hoy en día el mundo es así, da unas vueltas horribles. El fué un genio al que nadie le compraba un cuadro. Recuerdo que hace más de 50 años cuando comencé a estudiar pintura eso fue una alegría muy grande para mí. Yo era muy tímido, era un provinciano. No tenía una base de una familia que me ayudará, yo estaba solo prácticamente.


G.P.: Ha vendido sus pinturas?

C.M.: Ahora últimamente muy poco. De todos modos es importante tener experiencia en esto sobre todo con las Galerías. Yo tengo mis conocimientos en la pintura y soy muy emocional pero no tengo mucha experiencia en este negocio. Cuando uno está biche en algo la cabeza le da muchas vueltas y quiere hacerlas pero uno no puede, le falta la maestría y el oficio del dominio. Hoy en día la gente aunque tenga los deseos de tener una obra de uno pues lo piensa porque primero estén sus necesidades personales. No concibo ver a alguien comenzar a manchar una tela con los dedos sin pinceles y darle vuelta y preguntar que te parece? yo no pude aceptar esto. Mis compañeros que fueron profesores me dicen que cuando nosotros estudiábamos era otro mundo. Ahora el alumno hace lo que le da la gana, simplemente embadurnar una tela. No sé que pueda ser pero yo sigo el mismo, lo que yo pienso y aprecio como arte de hacer las cosas con mucha entrega y mucho trabajo. No me ha interesado nunca una técnica o un genio que esté haciendo algo nuevo, hoy en día en ninguna profesión se puede decir que haya genios que estén haciendo cosas extraordinarias y los que se creen eso pues están haciendo son locuras. Existe un irrespeto al arte, a una cultura, a sus semejantes y haciendo garabatos  y cosas extravagantes a veces de muy mal gusto. Yo no me explico cómo venden sus cosas. Creo que tienen una gran facilidad de palabra pero en la verdad, en la esencia pura del sentimiento y del valor del arte es triste estar pasando por mi situación.


G.P.: Cómo se siente cuando pinta?

C.M.: Muy satisfecho. Yo no soy el creyente de iglesias ni de curas ni de nada de esas cosas pero soy muy creyente de un Dios que me acompaña, que me escucha. El es mi guía, en mis problemas siempre acudo a él y las cosas se me facilitan. Pintar es una entrega absoluta, física, moral y sentimentalmente,  esto es una religión, es un acto muy sagrado para mí. Pienso mucho lo que hago o voy a hacer e incluso mis obras ya realizadas las miro y tengo esa autoridad, ese dominio del oficio.


G.P.: Alguno de sus hijos también salió con talento de artista?

C.M.: De alguna manera han sentido inclinación por las artes, uno de ellos ha hecho cursos de escultura y de dibujo y el otro trabaja muy bien en el área de la publicidad.


G.P.: Es feliz?

C.M.: En cierto modo, en otro no por desgracia. Hay muchos problemas, estoy luchando mucho para vivir, para comer, para sostener mi hogar, porque yo no tengo ninguna pensión, ni nada. Estoy en ese callejón sin salida. Honradamente y honestamente un ser de bien piensa eso. A uno la vida le ha enseñado muchas cosas que muchas veces una facultad o una gran universidad tampoco enseña como la vida misma  y cuando uno asimila y tiene un conocimiento de lo que es la vida, el ser humano y el mundo en todas sus facetas, lo bueno, lo malo, la abundancia, la escasez, cuando ya uno conoce su vida uno tiene un panorama muy abierto y muy seguro de lo que uno pueda pensar y de lo que sea un sueño y lo que tenga que hacer con la realidad. Yo aspiro a que por lo menos lo que estoy haciendo sirva más adelante para algo y encuentre el verdadero valor de las nuevas generaciones.


G.P.: Muy amable Maestro

C.M.: A usted, muy gentil.




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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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