Por German Posada
Desde 1925, año en el cual se corrió la primera carrera de San Silvestre, este certamen deportivo se ha convertido en una tradición internacional todos los 31 de diciembre de cada año. Víctor Mora, figura célebre del atletismo de fondo en Colombia participó exitosamente en esta competición, actualmente retirado, nos recuerda desde la ciudad de Montreal, esos momentos memorables de su carrera deportiva en los que dejó gratos recuerdos en esta inolvidable justa que años atrás fuera el deleite de los colombianos y que lamentablemente con el pasar de los años perdió aquel interés de antaño.
Foto Cortesía El Espectador
G.P.: ¿Desde hace cuanto vive en Montreal?
V.M.: Llegamos el 30 de julio de 2008.
G.P.: ¿Por qué eligió Montreal?
V.M.: Mi esposa lo eligió y yo acepté acompañarla.
G.P.: ¿Cómo esta su salud?
V.M.: Bastante bien después de una operación que me hicieron hace unos tres meses como prevención de cáncer de cólon.
G.P.: ¿Aún corre?
V.M.: Lamentablemente no. Ya son prácticamente 8 años que no entreno como consecuencia de una operación de un reemplazo de cadera en el 2005.
G.P.: ¿Cuando se hizo un atleta profesional?
V.M.: Realmente yo no alcancé a la época del atletismo profesional. Nunca fuí profesional porque nunca viví exclusivamente del atletismo, aparte de entrenar y competir yo tenía que trabajar porque antes de los años 85-86 era prohibido cobrar y lo que le daban a uno no era de gran significado. Tengo que decir que en general me sentí bien tratado por los organizadores de las carreras.
G.P.: ¿Cual fue la primera carrera importante que ganó?
V.M.: Una carrera que no la gané pero que era muy importante en ese momento para el Ecuador. Una carrera del periódico Ultimas Noticias, fuí segundo detrás del mejor atleta ecuatoriano Gustavo Gutiérrez en el año 68. Fue una carrera de 10 kilómetros en la calle.
G.P.: ¿Cómo recuerda su participación en los Olímpicos de 1972 en Munich?
V.M.: Álvaro Mejía que estaba en Colombia le propuso a Coldeportes que para los olímpicos de Munich nos fuéramos a preparar a Estados Unidos y así viajamos un grupo de atletas conformado por Martin Barreneche, Domingo Tibaduiza, Álvaro Mejía y yo a prepararnos a California. Yo había hecho unas buenas marcas y ese año corrí por primera vez el Maratón de Boston terminando de segundo con dos horas y quince minutos, eso motivó a los organizadores colombianos y a Álvaro mismo a inscribirme en el maratón de los juegos olímpicos pero en esa época yo no tenía todavía la mentalidad de un maratonista y eso de correr los 5 y 10 mil metros era intentar correr demasiado lejos. Ellos insistieron hasta que viajé a Alemania, estando allí hice unas pruebas en la pista y les demostré que yo era mejor en los 3 mil metros, pero pudo más la terquedad de los directivos que la parte técnica. Al final me obligaron a correr en los 5 y 10 mil metros y termine en el puesto 52.
G.P.: ¿Y qué pasó en los Juegos Olímpicos de Montreal?
V.M.: Para estos juegos me fuí a preparar a Italia y un día en verano recibí un llamado de la Federación de Atletismo que tenía que trasladarme a Colombia antes de los juegos para participar de un festival que habían vendido con mi nombre, para tal evento yo me negué diciéndoles que ya estaba siguiendo un programa de entrenamiento. Prácticamente me obligaron diciéndome que si no iba me sacaban de la selección. Aunque yo me negué ellos se salieron con la suya y viajé a Colombia casi amenazado y corrí una prueba para la cual no estaba preparado en ese momento. En el Estadio El Campin la pista era de carbonilla y habían huecos, en una de las vueltas pisé mal y se me desgarró el talón de Aquiles, al día siguiente en el consultorio de un médico (fallecido) lo que me dijo fué que los atletas colombianos frente a los compromisos importantes nos arrugábamos, recuerdo que me enojé y discutí con el algunos minutos. Yo había renunciado antes a unos juegos bolivarianos en Bolivia tenía otros intereses y ya había sido campeón bolivariano varias veces.
Instalado en Montreal y aún con secuelas por mi lesión, los médicos responsables del certamen me aconsejaron anular mi inscripción y me dijeron que corría el riesgo de que el tendón se me volviera a romper. Yo no quise y con un vendaje corrí los 10.000 metros y terminé en el puesto 11 en la serie, luego me enyesaron para comenzar un tratamiento. Desde que la Federación Colombiana me llamó estando en Italia, se habían comprometido con la Federación Italiana que una vez terminados los olímpicos en Montreal yo regresaría a Italia para continuar los compromisos y hasta hoy día nunca lo hicieron. Todo esto fué prácticamente un chantaje.
Unos 80 países. Toda Suramérica y Centroamérica, gran parte de Norteamérica y una gran cantidad de países europeos como Alemania, Italia, Bélgica, Suiza, Francia, Suecia, Yugoslavia, Checoslovaquia, Antigua Rusia, Rumania, Hungría y muchos más.
G.P.: ¿Alguno de sus hijos siguió sus pasos de atleta?
V.M.: Nunca he forzado a ninguno de mis hijos para que sigan mi carrera deportiva. Mi hijo intentó pero tuvo mucha presión por parte de la prensa colombiana por no lograr triunfos siendo hijo mío. Cuando tenía unos 18 años renunció a su deseo de correr.
G.P.:¿Cómo está conformada su nueva familia?
V.M.: Mi esposa Dora Janeth y mi hija Lina Sofía.
Foto:Yacky Zuñiga
G.P.: ¿Los medios en Colombia lo calificaron como un “rebelde”. Por qué?
V.M.: Yo salí de la palestra del mundo deportivo en un momento donde se hablaba de los hippies y de los protestantes. Yo desde que comencé afortunadamente no me deje “manosear” mucho y lamentablemente los periodistas en Colombia y aun todavía –manosean- mucho al deportista. Yo no permitía que se metieran en mi vida privada y por esto me tildaron de rebelde toda la vida.
G.P.: ¿Pudo haber sido el atleta del año en alguna época en Colombia pero no lo eligieron. Tuvo que ver esto con su poca relación con los medios?
V.M.: Recuerdo que en 1976 cuando eligieron al deportista del año yo iba a quedar en el puesto segundo o tercero y yo me negué porque los miembros de la ACORD no estaban eligiendo al deportista del año si no al deportista más popular del momento. Creo que el elegido fue Patrocinio Jiménez por haber ganado la vuelta a Costa Rica, en realidad yo no tengo nada personal con el pero Patrocinio no había sido Selección Colombia, campeón centroamericano, no fué parte del equipo olímpico, no había hecho marcas importantes. Yo nunca pude entender el hecho de que la prensa latina de Cuba me declarara en ese año el tercer deportista de América después de Stevenson y Juan Torena y en Colombia era apenas el segundo del año.
Luego en el 81 ese año yo iba a ser el deportista del año y me dijeron que debía vestirme con cierto uniforme y yo quería vestirme elegantemente, en vista de que era una condición indispensable para recibir el premio tomé la decisión y me fuí de Bogotá para evitar que me estuvieran llamando (Boyacá) entonces me eligieron de segundo y luego me llamaron para reclamar el trofeo que le entregaron a alguien que me representó y lo dejaron en la Compañía Croydon (Bogotá) que aún debe estar allá.
G.P.: ¿Cual fue ese episodio de su vida en el que formó parte el ex presidente Misael Pastrana Borrero?
V.M.: Bueno, la historia es larga y para resumir le cuento. En 1974 para los juegos nacionales de Pereira yo me preparaba en Alemania y consideraba que debía ser el abanderado de Bogotá. En el Salitre le entregaron la bandera al “Chico” Rodríguez, un jugador de baloncesto que jugaba en ese entonces en una universidad de Estados Unidos pero que con el debido respeto no tenía más meritos.
En ese entonces yo formaba parte de un plan para protestar porque Bogotá no tenía una pista de atletismo y teníamos el lema de que Bogotá necesita una pista de atletismo y menos corbatas en el deporte. Paradójicamente yo era una de esas corbatas del gobierno distrital porque era empleado de una de sus empresas. De todos modos me las arreglé para participar de la protesta y al final del desfile el Presidente de la Republica me dijo que necesitaba hablar conmigo en su despacho. Al día siguiente nos enteramos que a nuestra delegación nos habían descalificado del certamen y escoltados por soldados del ejército nos sacaron del certamen, yo me rehusé a montar al autobús y me quedé por mi cuenta en Pereira. No querían que estuviera presente en los juegos pero me quedé.
Durante mi estadía en Pereira recuerdo que en un restaurante el periodista Mike Forero, quien en ese entonces trabajaba para El Espectador me hizo un reclamo inapropiado por lo sucedido y aunque luego fué director de Coldeportes nunca tuve relación alguna con este señor.
A mi regreso a Bogotá una delegación acompañada del presidente de la republica me hicieron el reclamo y yo les explique que Bogotá necesitaba urgentemente esta pista. El presidente se tardó unos minutos en decirme que tendría la pista y a finales del año 75 la entregaron, yo me encontraba fuera del país.
G.P.: ¿Qué piensa de las carreras de San Silvestre?
V.M.: Fueron muy importantes en sus inicios desde 1925. Antes comenzaba a las once y veinte de la noche y terminaba pasada la media noche del 31 de diciembre, lamentablemente ya no tiene la importancia que tenía hace algunos años y además cambio de horario y recorrido. Ahora dicen que van los africanos y se ganan todo pero recuerdo que en nuestra época también iban y los atletas latinos ganábamos, lo que quiere decir que los atletas latinoamericanos que competíamos en ese entonces éramos mejores que los actuales. En Colombia se transmitía por radio y televisión en directo y generaba gran interés pero ya no hay la expectativa de que un colombiano vaya a ganar. Es una lástima.
G.P.: ¿En cuantas San Silvestres participó y cuantas ganó?
V.M.: Participé en 13 carreras y gané cuatro, tres veces de segundo y una vez tercero.
G.P.: Lo recuerdan en Brasil? lo llaman?
V.M.: Durante años me estuvieron llamando de la Gazeta y también de Globo para opinar al respecto. Hace poco a principios de este mes me llamaron de la saosilvestre para entrevistarme.
G.P.: ¿Lo tienen en cuenta en Colombia para que participe en certámenes de atletismo?
V.M.: El año pasado se habló de una invitación a un evento en Colombia pero nunca se concretó.
G.P.: ¿Se siente olvidado habiendo sido un atleta ejemplar en Colombia?
V.M.: Yo no tengo ninguna frustración. Cuando comencé a correr no tenía ninguna expectativa por eso digo que nadie me debe nada ni a nadie le debo nada. Todo lo que hice fueron aciertos y alegrías y con el atletismo me divertí mucho.
G.P.: ¿Cuales son los logros deportivos que más lo enorgullecen?
V.M.: Me enorgullece haber sido el representante de Colombia, de haber hecho las cosas como las hice. Que supe mantener el nombre de mi país en bien. Que nunca hubo una comunicación de mala imagen de mi parte en el exterior. Siempre llegué con la frente en alto representando a Colombia y así salí.
G.P.: ¿Usted es una leyenda del atletismo en Colombia. Como se siente?
V.M.: Soy alguien que hizo una época gloriosa del atletismo colombiano, que junto a Álvaro Mejía, y Domingo Tibaduiza hicimos las cosas creo mucho mejor de lo que otros en nuestra especialidad lo están haciendo ahora y eso se mide solamente en marcas. Todo lo agradezco a mi familia y siempre me he sentido orgullo de ser colombiano.
G.P.: ¿Después de usted que otro atleta colombiano ha ganado la San Silvestre?
V.M.: Hasta ahora yo soy el último campeón.
Víctor Mora. Foto: El Espectador.
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