Recientemente se cumplieron 3 años de la desaparición de la emblemática Emisora de Radio Nederland. El periodista Juan Carlos Roque originario de Güira de Melena, La Habana Cuba, tuvo la fortuna de trabajar para esta entidad en las últimas decadas antes de su desaparición . En esta entrevista Roque nos comparte su experiencia como periodista, su pasión por la radio, su interés por los documentales sonoros y su paso en Radio Nederland, según él, la experiencia mas intensa que ha vivido dentro de su profesión.
Juan Carlos Roque. Foto Archivo Personal.
Por: German Posada
G. P.: ¿En donde estudió la carrera de periodismo? J.R.: Estudié Periodismo en la Universidad de La Habana y me gradué en 1985.
G.P.: Antes de ingresar en R.N. en donde ejerció el periodismo? J.R.: Comencé a ejercer el periodismo como corresponsal voluntario en San Antonio de los Baños, en Radio Ariguanabo, una emisora comunitaria al al servicio de cinco municipios. Eso fue cuando tenía 17 años, pero antes, ya había hecho mis pininos en la radio base de una escuela para la formación de maestros primarios, de la cual yo era alumno. Evidentemente eso fue lo que cambió el rumbo de mis estudios, al dejar el Magisterio por el Periodismo. A los 19 años inicié mis estudios universitarios y cuando estaba en el tercer año de la carrera, ya trabajaba de redactor y escritor de programas juveniles en Radio Cadena Habana, la planta matriz para la red de emisoras de la provincia. Al graduarme en 1985 me incorporé al departamento informativo de la referida emisora provincial que dirigía su programación a 19 municipios habaneros. Por esos años empecé a incursionar en la realización de documentales sonoros, que son hoy mi pasión como profesional de la radio. Tres años más tarde, en 1988 formé parte del staff de Radio Rebelde, como periodista del Móvil La Calle, del noticiero Exclusivo, reportero de Haciendo Radio, la maratónica revista informativa de las mañanas. Luego dirigí el Noticiero Nacional de Radio, que aún se emite a las 13:00 horas en cadena por la red de emisoras cubanas que integran unas 90 radios de todo el país. Paralelamente trabajaba como conductor del programa Hablando Claro, de Radio Rebelde, un espacio de periodismo crítico que todavía sigue al aire. Pero laboraba, además, como freelance en Radio Ciudad de La Habana, por entonces con una programación de excelente factura, dedicada en especial a a los jóvenes.
G.P.: ¿Cuándo ingresó a Radio Nederland? J.R.: Llegué a Radio Nederland en agosto de 1996 de la mano del colombiano Alfonso Montealegre, que unos años antes en una visita a La Habana conoció mi trabajo como periodista. Las colaboraciones que comencé a enviar a los programas Radio Enlace, que producía Alfonso y la Estación de la Alegría, de Jaime Báguena, allanaron el camino de mi entrada al servicio latinoamericano de la emisora mundial de Holanda.
G.P.: ¿Cómo fué su inicio? J.R.: A RN entré como periodista del departamento informativo y productor de programas como La Matinal, Edición Especial y Síntesis Semanal. Unos años después me convertí en realizador de programas como Cartelera, Entrelineas y Voces. Por ese entonces me dediqué sobre todo a la producción de series radiofónicas sobre temas relacionados con la cultura, la problemática social y la convivencia. Buena Vista Social Club, El Camino del Exito; La Hora de Argentina; Cuba, El Exodo del 80; El Racismo en Nuestros Días; La Reconciliación no es Secreta; Cuba, Primavera de la Fé e Historias de Indocumentados, son algunas de esas producciones sonoras transmitidas por onda corta y editadas en disco compacto para su distribución a las emisoras afiliadas que RN tenía en toda Latinoamérica.
Juan Carlos Roque. Foto Archivo Personal.
G.P.: ¿Por cuánto tiempo laboró en R. N.? J.R.: Trabajé en RN por casi 18 años. Mi último día de labor fue el 31 de diciembre de 2012, aunque oficialmente las emisiones terminaron el 29 de junio de ese año. Participé del proceso de reorganización que derivó en un proyecto que abandoné porque no compartía sus objetivos. Me considero un hombre de radio y no un propagandista y lamentablemente la organización nacida sobre las cenizas de RN no hace periodismo, y mucho menos radio, sino que reproduce lo que hacen otros medios o le da participación a los blogueros. No tengo nada en contra de estos últimos, pero sus trabajos son, más que periodismo, una bitácora sobre situaciones nacionales en Cuba, México y Venezuela, los únicos tres países a los que dirige su labor informativa.
G.P.: ¿Cómo define el tiempo que pasó allí? J.R.: El tiempo que pasé en Radio Nederland lo defino como un tercio de los años vividos. El más intenso, el que más recompensa profesional me ha aportado en mi carrera como radialista. Si Cuba me abrió las puertas a la radio, Holanda me abrió los ojos al mundo. La labor realizada de 1995 a 2012 en Hilversum, ciudad donde aún resido, deja una huella imborrable como realizador de programas que marcaron un hito en la radiodifusión que hacíamos para América Latina. Ahí están los archivos sonoros para contarlo. Miles de voces de personas que encontraron la manera de canalizar sus inquietudes, de expresar sus anhelos, de hablar y sentirse escuchados. Dimos voz a quienes nunca la tuvieron en sus países de origen, nos convertimos en la alternativa radiofónica de millones de personas hispanohablantes.
G.P.: ¿Podría mencionar alguno de sus trabajos de los que guarde un especial afecto? J.R.: Uno de los trabajos con los que más me identifiqué fue el seguimiento que hice durante más de 15 años a Lady Tabares, la protagonista de la película “La vendedora de Rosas” , del colombiano Victor Gaviria. Una niña de la calle que se convirtió en estrella de cine y que terminó siendo un personaje castigado por su condición y estrato social. Hoy día, 17 años después de conocerla, le sigo la pista. Acabo de grabar con ella el que considero el documental sonoro más significativo de toda mi carrera.
G.P.: ¿A usted particularmente como lo ha afectado el cierre en R.N? J.R.: No lo voy a negar, al principio me afectó mucho el cierre de Radio Nederland; más que mi corazón, allí quedaron mis entrañas. Pero cuando se cierra una puerta se abren otras y los retos son para vencerlos. No me quejo, soy un afortunado por lo que me llevé conmigo en materia de experiencia profesional y por lo allí vivido durante casi 18 años.
Juan Carlos Roque
G.P.: ¿A qué se dedica actualmente en periodismo? J.R.: Hoy día sigo haciendo radio, no con la frecuencia que quisiera, pero Radio Francia International emite mis colaboraciones desde Holanda. Y paralelamente a esa labor, me desempeño como profesor invitado de Radio en universidades hispanoamericanas, imparto talleres, conferencias y enseño el arte de hacer radio a las nuevas generaciones de periodistas, también ocupa tiempo parte de mi propio emprendimiento en Roque media consulting toda esta labor la alterno con mi condición de miembro del Consejo Académico de la Bienal a Internacional de Radio de México y mi participación en SONODOC, el Foro de Documental Sonoro Iberoamericano, del cual soy miembro fundador.
G.P.: ¿Qué es lo que más extraña de R. N.? J.R.: Lo extraño todo. Y no extraño nada. Y no me contradigo con esta afirmación. RN no es sólo un viejo edifico convertido ahora en dos canales de televisión; es mucho más que eso, es el engranaje de un gran torrente de voces que llevo dentro y que es lo que queda cuando se ha vivido para contarlo. Echo de menos a varios colegas, quizás los más cercanos, los que me acompañaron durante más de tres lustros. Es una pena que todos hayamos tomado caminos diferentes y que muy pocos mantengamos el contacto, el vínculo profesional, aún cuando la mayoría no ha abandonado a Holanda definitivamente. Lamentablemente muchos se fueron disgustados con la institución y no han vuelto la mirada atrás ni para coger impulso. Sus razones tendrán. Les respeto su proceder.
G.P.: ¿Qué significó Radio Nederland para usted? J.R.: RN marcó una de las pautas de mi vida como periodista y realizador, y es ahora el impulso para seguir haciendo radio donde sea. Es la escuela que no se olvida y que se comparte con las nuevos radialistas. Es el eco de las voces que nunca se apagan en la memoria de muchos oyentes que teníamos en toda Latinoamérica, esperanzados con un mundo mejor, ese del que siempre hablamos y que defendimos con micrófono en ristre.
G.P.: ¿Durante su permanencia en RN le quedó algún proyecto por realizar? J.R.: Si quedaron proyectos por realizar, sobre todo cuando los sueños son abarcadores. Me hubiese gustado hacer la tercera y cuarta partes de la serie “Cuando el canto es poesía”, dedicada a figuras cimeras de la nueva canción latinoamericana, con la que pretendía reconocer el trabajo de grandes cantautores, sobre todo los de la Novísima Trova Cubana, como Carlos Varela, por sólo citar un ejemplo.
G.P.: ¿Cuál considera fue el legado que dejó Radio Nederland a sus oyentes? J.R.: RN dejó un legado irrepetible en millones de oyentes en todas partes del mundo, porque llegó a transmitir en más de una docena de idiomas. Sirvió de puente entre las diferentes culturas, habló y promovió los procesos de paz, defendió los derechos humanos, trabajó en la consolidación de la democracia y estuvo allí donde nunca llegó un medio local para contar las historias de gente sencilla, pero que tenían como denominador común la voluntad de amar y ser amados, de construir los cimientos de una sociedad mejor y sentar las bases para defender las libertades. Lástima que quienes cortaron de raíz la vieja Radio Nederland desde sus oficinas en La Haya, jamás llegaron a entender por qué una emisora con 65 años merecía seguir latiendo al ritmo de la vida, y hacerse acompañar de los nuevos tiempos y de las ventajas de la era digital. ¿Entenderán algún día que hay errores que se pagan caro? Espero vivir ese momento.
Juan Carlos Roque
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