Alguna vez el Maestro Rafael Escalona me dijo: “Entre todas las proporciones humanas sobresale alguien entre otros, por ejemplo, en las bellas artes o las profesiones comunes”. Puede que este no sea el caso en referencia a Melkin Buitrago, de quién no conocía tanto en comparación a otras personalidades de la radio en Colombia. Creo que por alguna razón algunos nombres se hacen más sonoros que otros.
Me enteré de su protagonismo en la historia de nuestra radio gracias al uso de las redes sociales y más aún, conocí un hermoso escrito de su autoría titulado “Dedicado a los Hermanos de la Radio” . En esta amable composición, Melkin Buitrago expone su gran sensibilidad y fidelidad a sus colegas.
Me parece también que si grandes figuras de nuestra locución -dejaron una huella imborrable en el arte de la lectura de noticias- Melkin Buitrago, no debió ser la excepción cuando desde muy joven también le confiaron a él esta enorme tarea.
Finalizo añadiendo que después de escuchar su magnífica voz, es menester resaltar que la historia de la locución en Colombia, se enorgullece sin duda alguna de que él sea parte de ella.
Melkin Buitrago.
Por: Germán Posada
G.P.: ¿Hace cuánto se dedica a locución?
MB: Nací para la radio en febrero de 1976. Me faltaban aun 3 meses para cumplir los 18 años, es decir “la adultez”. Sucedió en la Radio Reloj de Tuluá, el pueblo donde crecí, y fue don César Tabares López, su gerente, quien me dio su confianza y me abrió la ventana a este maravilloso mundo que todavía camino.
G.P.:¿A qué se dedica actualmente en esta profesión?
MB: Hoy soy el locutor institucional y de contenidos de Canal El Tiempo Televisión. Creado por la casa Editorial El Tiempo, con información de noticias 24 horas, pero con un exclusivo formato en pantalla. Además grabo desde mi estudio para clientes de otros países, a través de diferentes agencias.
G.P.:¿Cómo se dio el punto de partida para encaminarse en esta carrera?
MB: Recuerdo mi infancia como un bello sueño. Las familias se reunían en torno al receptor de radio. Había magia en ese aparatito. Desde mis 7 años aprendí a querer la radio. Miles de historias contadas en esas voces maravillosas que aún resuenan en la memoria. Mi gozo era total cuando salía a vacaciones del colegio Salesiano donde estudié. Podía quedarme horas interminables, imaginando esas historias.
G.P.:¿A quién considera fue la persona qué lo inició en el ejercicio de la locución?
MB: Inicialmente fue don Cesar Tabares López en Tuluá. Pero debo mucho a don Augusto Salazar en Pereira y luego al magnífico don Antonio Pardo García en Bogotá. Todos ellos gerentes y directores de Caracol.
G.P.: Al parecer le gustaba mucho escuchar a “Arandú”. ¿Qué encontraba de fascinante escuchar esta serie?
MB: El actor que le dio vida a “Arandú, el príncipe de la selva” era Carlos de La Fuente. (Años después fuimos compañeros en la emisora Nuevo Mundo). La narración de Arandú cuenta con otro personaje llamado “Taolamba”. Era otra fantástica voz ya desaparecida y que fue también actor de televisión. Su nombre, Aldemar García. Mi fascinación eran las historias, las voces, y las aventuras a las que me transportaban.
G.P.:¿Por qué le ha gustado más la radio qué la televisión?
MB: “La radio es el tambor de la tribu”, decía el filósofo canadiense Marshall McLuhan. No hay mejor definición para mí que esa. Ahora no muchos escuchan la radio. No existe una oferta de calidad, más bien abundante mediocridad.
G.P.:¿Cuáles fueron esos “pequeños papelitos” qué algún día hizo en televisión?
MB: Hice un par de papeles muy cortos en sendos dramatizados. Pero me da hasta pena recordar esas que fueron mis “vergüenzas actorales”. En el que no me fue tan mal, fue el papel de Capitán de barco en el comercial de TV, referencia “Magnate millonario” para la compañía Seguros Bolívar. Entre otras cosas porque estuve rodeado por 6 hermosas mujeres.
G.P.:¿Haber sido parte de los lectores del famoso ‘Reportero Caracol’ qué le dejó en su carrera en la radio?
MB: Innumerables satisfacciones profesionales. Sobre todo por el aprendizaje al lado de las más grandes figuras de la radio colombiana que fueron mis maestros, cuando ellos estaban en el punto más alto de su carrera. Yo apenas tenía 22 años, cuando llegué a Emisoras Nuevo Mundo.
G.P.:¿Cómo se dio el salto de hacer voz comercial para publicidad?
MB: Inicialmente grababa en los estudios de Caracol algunas pequeñas cuñas que me ofrecía el área comercial de la cadena. Luego me tomé confianza y Nestlé, a través de Propaganda Época y luego Atlas Publicidad, me contrató para varios de sus productos, como la voz institucional de Caldos Maggi. Luego llegaron otras innumerables agencias y productos a los que presté mi voz para muchos anuncios de radio y TV. Entre ellos el Banco Popular. Fui su locutor institucional durante casi 20 años.
“Para ser locutor, además de poseer una voz agradable, se requiere un excelente nivel en el manejo del idioma, buena preparación académica y cultural, y tener un sentido de ética y respeto por la audiencia.”
Foto: Melkin Buitrago.
G.P.:¿La anécdota más deprimente y la más fantástica qué haya vivido en la radio?
MB: La más triste fue cubrir la noticia desde el lugar de los hechos, de un enorme deslizamiento de tierra que cubrió un barrio marginado que bordeaba el río Otún en Pereira. Caminar sobre el fango en medio de tantas víctimas me afectó por muchos años.
La más fantástica, fue haber estado el día de la inauguración de los nuevos estudios de Emisoras Nuevo Mundo de la Calle 19 de Bogotá, con la plana mayor de la cadena (dueños y directivos), el presidente de la nación y altos funcionarios y personalidades. Recuerdo que en ese momento estaba de turno y Yamid Amat en cabina me pidió la lectura de alguna noticia, frente a ellos.
G.P.:¿Algunas voces en particular a nivel nacional y del exterior por las cuáles sienta gran admiración?
MB: Es una pregunta muy difícil de responder dada la riqueza de voces que tenemos y son varias las que he admirado. Pero haciendo un esfuerzo te puedo citar: En la lectura de noticias, Eduardo Aponte Rodríguez Jorge Antonio Vega y Juan Harvey Caycedo. Como voces publicitarias destaco a Álvaro Uribe González, Jaime Olaya Terán, Adolfo Blum y Otto Greiffenstein.
Pero imposible dejar de mencionar voces como las de mis colegas Gustavo Niño Mendoza Carlos Cadavid, Jesús Alzate Arroyo, Fabio Arciniegas y Fernando Calderón.
En cuanto a voces internacionales siempre me encantaron las voces de los mexicanos Agustín López Zabala y José Lavat y el trabajo en el exterior de los colombianos Andrés Salcedo González y Armando Plata Camacho.
G.P.: ¿La licencia de locución nunca debió ser anulada?
MB: Respeto el derecho de comunicar que tienen todos los seres humanos. Pero para ser locutor, además de poseer una voz agradable, se requiere un excelente nivel en el manejo del idioma, buena preparación académica y cultural, y tener un sentido de ética y respeto por la audiencia. Estas son para mí las verdaderas condiciones de un buen locutor. Antes no todos podían serlo. Hoy cualquiera lo es, pues no se cumplen las exigencias que menciono. De ahí tanta mediocridad que se escucha al aire.
G.P.: La radio actual parece que es sinónimo de agilidad pero para algunos se perdió en calidad. ¿Qué diferencia haría de la radio de su época a la actual?
MB: La radio siempre ha tenido siempre la gran virtud de la inmediatez. Es su gran ventaja respecto de otros medios. En otra época había más clase, más preparación cultural y sobre todo más respeto por el oyente. Aunque reconozco que hoy existen muy honrosas excepciones como “A vivir que son dos días” de Caracol los domingos, los programas de la historiadora Diana Uribe, o algunos fantásticos programas de la Radio Nacional o la Radio Universitaria en general.
G.P.:¿Cree qué sería una buena idea en la actualidad volver al formato de la lectura de noticias?
MB: Sería muy interesante que se reviviera este formato. La noticia concisa y directa que te cuenta un locutor ha perdido la importancia que merece. Hoy los protagonistas son los periodistas y/o comentaristas, no la noticia. Es un grande y desvergonzado asunto de egos.
G.P.: Parece que tiene cierta afición por las películas mexicanas ¿Alguna película mexicana en particular qué le guste?
MB: Soy fiel amante del cine y la música, y veo por lo menos una película al día. Me encanta el cine italiano de la posguerra y el cine de los grandes directores de todos los tiempos. Del cine mexicano es inolvidable el film “Los Olvidados” (1950) de Luis Buñuel, que retrata una sociedad indiferente ante la miseria de los niños en los barrios pobres de Ciudad de México. Como dato curioso estuvo sólo tres días en cartelera, la prensa y la clase alta estaban enardecidas; solo querían quemar a Buñuel y todo lo que oliera a él.
G.P.: ¿Con cuál de los dos nombres se siente mejor con ‘Melkin’ o Melquisedec?
MB: Melquisedec es mi nombre de pila al que no renuncio. Es un nombre sagrado por sus orígenes místicos. Melkin es el rebautismo artístico que aún utilizo, pues me fue dado por el primer gerente que tuve en La Voz del Café de Pereira, don Augusto Salazar Urrea, un genial radiodifusor a quien siempre admiré y quien fue parte muy importante en mi carrera.
G.P.:¿Qué poesía escribiría para Colombia y con cual título?
MB: Hace un par de años la escribí en medio del proceso de paz y es un llamado urgente a la reconciliación entre nosotros. Se llama: Vivir en paz.
“Mis abuelos ya eran adultos cuando comenzó la guerra y murieron esperando la paz Mis padres eran jóvenes y se desgastaron el alma esperando la paz. Yo nunca he podido vivir en mi patria ensangrentada un solo día con paz. Mis hijos desde su nacimiento oyen en la radio las ráfagas de la muerte. Ahora mis nietos tendrán por fin el derecho a vivir en paz.
Ha sido una larga espera.”
G.P.: Muy amable.
M.B.: Apreciado Germán, agradezco profundamente tu invitación a esta entrevista.
“Recuerdo mi infancia como un bello sueño. Las familias se reunían en torno al receptor de radio. Había magia en ese aparatito. Desde mis 7 años aprendí a querer la radio.”
Foto Archivo: Melkin Buitrago.
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