Haber entrevistado a Santiago Manuel Martínez Mendoza, más conocido como ‘Santy’ Martínez, tiene un significado muy especial. Lo conocí cuando cursaba quinto de bachillerato en el Colegio Girardot. Fue mi profesor de Español y Literatura. Su personalidad jovial y extrovertida rimaba siempre con su espíritu alegre. Un día nos obsequio la visita del reconocido hombre de radio, Wbeimar Muñoz Ceballos, quién nos brindó una interesante y amena charla inculcándonos el gusto por la lectura.
Santy Martínez cumplió un corto ciclo como profesor en aquel colegio y ya nunca más volví a saber de él.
El tiempo pasa y nos depara toda clase de sorpresas. Y justamente ha sido en la actualidad en donde más me he enterado de su vida. Muy sorprendido me quedé cuando indagando para esta entrevista supe que este exitoso hombre de radio y reconocido político en Antioquia, también vendió periódicos, aguantó hambre y durmió prácticamente en la calle.
Hipnotizado por la majestuosidad de las montañas antioqueñas, aquellas que definieron su destino, Santy Martínez tomó la decisión de salir de su querida Corozal. Su abuela le decía que él estaba para muchas cosas y no se equivocó, porque la radio y la política, se encargaron de hacer de él un hombre con notoriedad.
Santy Martínez. Foto Archivo Personal.
Por: Germán Posada
¿Nació en Corozal en el departamento de Sucre cómo recuerda su tierra?
El gran recuerdo que tengo de Corozal son sus calles empedradas, en donde se originaban juegos a través de los colores de las piedras, habían muchas casas de bareque y teníamos un grupo que jugábamos beisbol con tapitas o ‘checas’ como les decíamos a las tapas de las botellas de cerveza y gaseosas. Recuerdo que los fines de semana muy temprano me iba con un primo hermano, Luis Martínez Suarez, a coger pájaros -en aquella época no había esa concepción del cuidado a la ecología, a la conservación de la fauna y de la flora- en tiempo de iguanas cogíamos iguanas, las abuelas eran quienes les hacían las operaciones para sacarle los huevos.
Pasé unos años en libertad, atravesábamos las calles del pueblo sin miedo a que nos atropellara un carro. Fueron muchas cosas bellas en aquel entonces y teníamos una gran ventaja porque éramos criados por abuelas.
¿Por qué se enamoró de Medellín?
En mi tierra yo percibía por todas partes el olor a libertad pero cuando iba a la realidad no la encontraba. En una excursión que hicimos unas 40 personas llegamos a Matasanos. Yo nunca había andado por una carretera desde donde se podía presenciar un abismo enorme. La mayoría sentía miedo de esto pero yo sentía una sensación tan hermosa que lo que hice fue tirarle besos a las montañas y todavía lo sigo haciendo. Yo creo que esas montañas altaneras y de libertad de Antioquia me enamoraron.
¿No le molesta hablar de su experiencia de haber vendido periódicos y manejar taxi en la ciudad de Medellín?
Yo siempre he estado estudiando, cada día se menos pero siempre he estado estudiando. En aquella época para yo poder soñar con los estudios tenía primero que buscar el sustento y tener permanencia. Vendía periódico fundamentalmente en la Comuna de Belén. Yo gritaba como se hacía en esa época y entonaba: ‘Colombiano…Colombiano…biano...biano…Colombiano’.
Cuando vendía un periódico había una sensación en mi que las personas a las cuales yo les llevaba el periódico tenían algo que la humanidad está perdiendo y que es la compasión. Creo que es un elemento supremamente importante como virtud en los seres humanos. Yo dormía debajo de unas escaleras de una casa en construcción en donde la señora de la casa me proporciona el desayuno. En el resto del día tomaba agua. Llegué a tomarme hasta 40 vasos con agua.
Don Humberto Velásquez (qepd) propietario de una gran mueblería en aquella comuna era un gran apasionado al futbol. En alguna oportunidad me invitaron a formar parte en un equipo de él. Así se enteraron que yo dormía debajo de unas escaleras. Esto fue en el Bloque 11 de la Universidad de Medellín. Don Humberto me ofreció el taller de la mueblería para que fuera a dormir, me regaló un colchón y allí ‘armé cambuche’. También me regalaba el almuerzo.
Con el pasar del tiempo manejé taxi, actividad que me ayudó mucho porque ya estaba casado. También fue hasta peligrosa porque para la época existía una ramificación de la mafia que eran los ‘traquetos’. Viví varios inconvenientes, en una ocasión estuve casi que secuestrado por unos criminales, por suerte logré salir de esa mala experiencia. Como taxista trabajé alrededor de dos años y medio.
¿Cómo comenzó en el oficio de la locución?
Cuando estudiaba en Corozal hacían una selección de escritos de los estudiantes y una vez seleccionaron un poema que yo escribí y que tenía que ver con el pueblo. El poema más tarde se convirtió en una canción. El coordinador de ese programa me pidió que fuera a leerlo un domingo en La Voz de Corozal. Luego de esto me buscaron para que llevara ciertas estadísticas en transmisiones de beisbol y cuando vine a Medellín algo me decía que podía ser locutor y así fue. Comencé en Radio 24, luego pasé a La Voz de la Independencia, después a Radio Súper en donde hacía ‘Santy Súper Show’.
Me caractericé por ser ‘locutor cabina’, dando la hora y presentando la canción. Tuve mucho éxito con esto tanto que me dio la posibilidad para que me permitieran ir al estadio, luego fui voz comercial, animador de tribunas, fui reportero deportivo, logré narrar beisbol y boxeo, me gané el ‘bate de oro’ en San Andrés por mis narraciones de softball. Luego vinieron viajes internacionales acompañando a la Selección Colombia de mayores, también con el Atlético Nacional en Copa Libertadores, en olímpicos, etc. Ahora ya no se viaja tanto.
¿De qué se trataba ‘El Show de Santy’?
‘El Show de Santy’ era un programa de música vallenata que más tarde se llamó ‘Santy Súper Show’. Me inventé un jingle que fue grabado en Codiscos con la Orquesta La Revelación en la voz de de Juan Piña. Lo de ‘Súper’ era porque estábamos en Radio Súper. Básicamente se trataba de vallenatos y ciertas informaciones variadas de fútbol.
Fundamentalmente fui uno de los primeros divulgadores que tuvo Medellín y Antioquia de la música vallenata. Recuerdo que me decían que a mí no me escuchaban sino ‘las sirvientas’ pero con el tiempo se dieron cuenta que mi audiencia era mucho más amplia. Cuando llegué a Radio Súper en las mediciones de la época, esta emisora aparecía en la tercera página y el programa era de una hora. Luego llegué a tenerlo desde las 2 hasta las 6 de la tarde. Don Ernesto Pava Camelo me dio la autorización de hacer mi programa a mi gusto pero solo con vallenato. Esto hizo que pudiera hacer mi show años después en Todelar con retransmisión en Radio Nutibara. Puedo decirle que no había un conjunto vallenato que viniera a Medellín que no desfilara por mi programa ‘Santy Súper Show’.
¿Cuál fue su recorrido cómo profesor de Español y literatura?
En algún momento me presenté a la Universidad de Antioquia para estudiar Filosofía, creo que me equivoqué en la inscripción y me apareció en Derecho, pero esto me dio la posibilidad para que escogiera una segunda carrera que fue Educación Física pero nunca pude estudiar por el tema de las huelgas.
Luego me presenté a la Universidad de Medellín, en donde me licencié en Español y Literatura y me gradué como abogado. Recuerdo que por aquella época me convertí en animador del Grill Inter Medellín en donde presentaba cantantes de tango con esta voz Caribe que siempre he tenido (jajaja).
En el primer semestre de Español y Literatura por mi buen rendimiento me becaron. Estuve como profesor general de quinto grado en el Gimnasio Los Alcazares por espacio de un semestre. También trabajé en la escuela Normal Superior de Villahermosa y un año y medio en el Colegio Girardot.
Uno de los recuerdos que tengo cuando usted fue mi profesor fue leer y analizar ‘La Divina Comedia’. ¿Qué tiene de especial esta obra en su vida?
Porque a pesar de que La Divina Comedia aparece como una narración es un poema y yo tengo un gran afecto por la poesía y esto además es recordar a mi abuelita. Siendo mi abuela una negra palenquera y analfabeta me puso una vez una tarea que tenía que ver con lo que hacía el viento y una tarde me la pasé observando los arboles para ver que hacía. Pasadas las seis de la tarde regresé a casa y sentado en una banqueta con la cabeza entre las piernas de mi abuela, me preguntó: ¿‘Mañe’ dime, qué hacía el viento? Yo le respondí que pasaba por encima de los arboles pero ella insistía y me preguntaba y qué más. Sin una respuesta convincente de mí parte, ella me dijo que el viento no pasaba por encima de las hojas sino que las leía y a veces las releía. Me decía que había una gota de amor en lo que hace el viento con los arboles y que el amor lo entregaban con ‘botero’. Insistía en que tenía que aprender a leer el viento pero yo no tenía idea de cómo hacerlo. De esta manera mi abuela me hizo enamorar del viento. Aprendí que el viento en la cara merece una lectura que es el de las caricias y que en la ropa es el juego con las personas.
La Divina Comedia es una poesía épica y es lo mismo que hacía mi abuela. Yo aprendí a leer con los oídos, la narración de las hazañas de los héroes de esta obra me llevaba por un mundo que era conocido. Trataba de que los alumnos se enamoraran de la poesía, de esas narraciones en donde figuran el infierno, el purgatorio y el paraíso, y mi abuela me hablaba sobre todo esto, aunque ya el Papa Francisco dijo que no existe el infierno. Mi abuela me enseñó cosas cantando, ella hacía parte de los grupos de los bailes cantados e improvisados y esto era miel para mis oídos.
También quería generarles amor por la escritura, una asignatura pendiente que sólo hasta ahora estoy realizando estudiando escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Esa huella que me dejó mi abuela Amelia Arrieta, tía de Juan Piña, yo quería dejarla en mis alumnos también.
Fue rector de la Academia La Palabra. ¿Cómo llegó allí?
Carlos Quintero Arroyabe (qepd) se inventó esta academia porque se dio cuenta de que algunos políticos tenían un mal uso del lenguaje y los estudiantes presentaban muchas falencias en sus presentaciones. El sabía que yo estaba estudiando Español y Literatura y que era monitor de clase por lo cual me invitó a dar clases en su academia. En un principio lo dudé pero él me reiteró que Alonso Arcila le había hablado muy bien de mí. Resulta que el rector de la época renunció porque se iba a estudiar a la universidad y finalmente resulté aceptando el cargo.
Esto me ayudó mucho y me encontré con una gran cantidad de sorpresas. Además comencé a estudiar sobre liderazgo algo que no estaba en mis planes.
“La felicidad es aquello que ya pasó pero las diminutas dichas si existen.”
Santy Martínez. Foto Archivo Personal.
¿Con tanto estudio y especializaciones en Derecho por qué se ha dedicado más a la radio?
En el deporte nos encontramos con una realidad que no sé si muchos de sus lectores estén de acuerdo conmigo. Mi pensamiento es que el deporte es norma y como tal hay que abordarlo. Es decir, si yo soy comentarista de fútbol yo me tengo que saber las reglas del fútbol y tengo que ir al paso de las modificaciones que a través de circulares se dan en la Fifa. No tengo que esperar que otra persona me diga ya que esto es mi trabajo.
El derecho me ha servido justamente para desentrañar el espíritu de las normas. Yo me quise dedicar al derecho penal que es lo que más me gusta pero me encontré con unas barreras a la cuales no estoy dispuesto a saltar, entre ellas, las amenazas, yo no puedo con esto, soy una persona sumamente alegre, con mucha pasión. En su momento no supe diferenciar lo que era una persona que buscaba un servicio profesional mío con su realidad y eso me estaba causando ciertos trastornos a mi tranquilidad personal y por eso abandoné el ejercicio del derecho.
Fue concejal, presidente del Consejo de Medellín, diputado y presidió la Asamblea Departamental de Antioquia. ¿Qué le atrae tanto de la política?
Hay una frase que no se realmente de quién es pero va muy de la mano de la realidad. ‘La política se hace o se padece’. No ganamos nada al criticar al alcalde si no estamos adentro para tratar de moldear ciertas cosas.
En el año 1997 cuando el señor Jorge Mesa Ramírez me invitó a ser candidato al Consejo de Medellín, yo no salía de mi asombro, era una época muy difícil y el crimen organizado en Colombia estaba en todo su furor. Muy indeciso le pedí consejo a mi gran amigo Francisco ‘Pacho’ Maturana y él me dijo que lo aceptara argumentándome que era una excelente oportunidad para ayudarle a toda esa gente que me conocía y seguía.
Luego de mi regreso de la Copa América en Bolivia de ese año, me lancé con una campaña de sólo dos meses y medio y tuve tanto éxito que estuve cinco periodos en el Consejo de Medellín y uno en la Asamblea Departamental de Antioquia. En total he sumado veintidós años en la actividad política siendo tres veces presidente de la Corporación Consejo de Medellín y presidente de la Asamblea Departamental de Antioquia.
En la última campaña que realizamos para la Asamblea yo quedé de tercero y a juicio de nuestro equipo consideramos que quién quedó de segundo incurrió en doble militancia por lo cual oficializamos una demanda que está en curso.
¿No haber sido elegido a la Asamblea Departamental de Antioquia en su última campaña es un adiós a la política o todavía hay carburante?
Si ganamos el proceso termino el periodo siendo diputado y paro ahí. Me dedicaré a ayudar a personas cercanas que estén realmente comprometidos con una política social. Y lo digo con jactancia, pero de la buena. La política social por excelencia en esta ciudad es una propuesta que parió mi corazón y que se llama ‘Buen Comienzo’ que es la política integral para atender a los niños y niñas de Medellín de la primera infancia de cero a seis años, esta fue la política que dio origen a nivel nacional de cero a siempre en el gobierno de Juan Manuel Santos.
En un inicio fue muy difícil instaurarla porque valía 35 mil millones de pesos y hoy en día pasa de los 600 mil millones.
¿Por qué lo llaman el Concejal del Deporte?
Porque me preocupé mucho por ampliar la infraestructura deportiva. Porque tomé banderas como la de hacer que el nombre de Andrés Escobar estuviera en vivo en la Unidad Deportiva de Belén en donde conseguimos hacer tres canchas sintéticas y poner la estatua de Andrés Escobar. Creamos las escuelas populares del deporte que actualmente suman 57 con implementación deportiva gratuita, además me inventé ‘Iluminando el deporte’ para ponerle iluminación como la del estadio Atanasio Girardot en sesenta canchas del Municipio de Medellín. Además creé los juegos Inder escolares organizados por el Inder Medellín.
¿En su carrera de radio ha recibido propuestas para trabajar en Bogotá?
¡Claro que sí! Tuve tres ofertas muy tentadoras pero no acepté ninguna.
Sergio Ramírez García quién actualmente vive en los Estados Unidos me hizo en su momento una fabulosa oferta que incluía varias garantías de lujo pero la rechacé porque mi esposa Margarita estaba en embarazo y la verdad el frio de Bogotá no me ha atrae mucho.
La segunda fue el doctor Mario Alfonso Escobar que quiso llevarme a Cali con mejores garantías que la primera. Pero la oferta que más me sedujo fue la de Edgar Perea Arias, igualmente con estupendas garantías para vivir en el norte de Barranquilla.
Creo que usted me conoce y yo soy una persona ‘muy liviana de equipaje’ que no me seduce el dinero ni los lujos. Ni siquiera tengo carro. No tuve guardaespaldas mientras ejercí la política. Iba a todos los barrios y la gente que me distingue me saluda. Esa es mi gran riqueza.
¿Cómo se siente haber comenzado de nuevo a trabajar al lado de Múnera Eastman?
He venido trabajando con Múnera Eastman hace más de tres décadas. Actualmente de 6 a 8 de la mañana hacemos ‘Buenos Días Deporte’, un programa didáctico sobre deportes con informes y comentarios. Al medio día realizamos ‘El Gran Combo del Deporte’, formo parte activa de las transmisiones de fútbol de los Clubes Nacional y Medellín y también comento otras disciplinas deportivas.
Durante mi carrera he logrado desarrollar una excelente audiencia y de acuerdo a una medición que se hizo yo aparecía en popularidad a la par de Wbeimar Muñoz Ceballos, e incluso en una lo superaba, eso frente a un ‘monstruo’ de los comentarios deportivos como lo es Wbeimar Muñoz Ceballos, es para mí muy gratificante, todo un honor.
En mis intervenciones con ‘El Gran Combo del Deporte’ junto a profesionales como Guillermo Montoya Callejas, Camilo Sixto Baquero y Jorge Hernán Restrepo Isaza, finalmente Múnera Eastman me designó hacer el comentario final después de las ruedas de prensa, así me convertí en el cerrador de las transmisiones.
¿Qué ha significado trabajar tantos años al lado de Múnera Eastman?
Con él comencé como animador de tribunas en los estadios. A Múnera Eastman se le conoce como ‘El Paisita de Oro’ y ese alias me lo inventé yo. De hecho la forma como yo lo presentaba la replicaron los presentadores del cantante Diomedes Díaz. Y dice así: ‘Aquí está con nosotros el mandacallar, el papá de los pollitos, el más alegre de América, el Paisita de Oro Múnera Eastman’. Esto hace más de treinta años cuando Diomedes Díaz todavía no tenía el éxito que logró después. Aprovecho para decir que tuve una linda amistad con Diomedes Díaz.
Trabajar con Múnera Eastman ha sido un privilegio porque he encontrado un hombre muy humano, muy exigente como profesional. Ha sido un hombre que ha tenido una gran consecuencia conmigo y que me ha permitido el poder seguir estudiando en medio de plenas faenas deportivas.
En alguna entrevista con el periodista Alfredo Carreño usted le dijo que nunca se ha sentido trabajando cuando está haciendo radio porque le encanta. ¿Qué es la radio para Santy Martínez?
La radio para mi es una fantasía. Es caminar entre nubes. Es una ‘joda’ para mi espíritu. Yo me preparo como usted no tiene idea para mis transmisiones, soy muy riguroso en esto pero cuando voy al micrófono…¡Ay Bendito! Quisiera que todas las ánimas de mis antepasados estuvieran a mi lado para bailar, para gozar porque eso es la radio. Que tal que a uno en la radio en un partido bien regular y acartonado no se le salga un ‘gracejo’ y lo confieso, a veces se me va la mano al punto que los oyentes me reclaman. La radio es esa combustión que me da el espíritu. Siempre considero el micrófono sagrado. El respeto está en mi trabajo. En el norte que llevo, en la noticia, en el comentario.
Mi querido Germán en la radio yo me gozo la vida. Llegamos al mundo llorando y no joda… ¿Nos la vamos a pasar llorando? A mí me crió mi abuela que me decía: ‘Usted está para muchas cosas, usted no está para hacerle daño a las personas ni para vivir jodido con la cara de trompeta…hay que vivir sabroso’.
Muchas gracias Profe.
El agradecido soy yo. Con lo que usted acaba de hacer conmigo ha posibilitado que yo siga haciendo diferencia. Dios le pague, muchas gracias a nombre de mi familia, a nombre del espíritu de los míos, Dios le bendiga, de nuevo muchas gracias.
“Siempre habrá tiempo y más cuando se ama.”
Santy Martínez y su nieta Cristina. Foto Archivo Personal.
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