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Dorados: el equipo que revivió a Maradona


Diego Armando Maradona. (Netflix).




Por: Germán Posada



Hace poco terminé de ver la serie de Netflix titulada: “Maradona in México”. Muy seguramente con las ediciones que pudo haber tenido esta producción no deja de sorprenderme la historia que vivió Diego Armando Maradona en México más de tres décadas después de haber ganado el Mundial de Fútbol en 1986 en el estadio Azteca.

Si la visibilidad de Maradona en el mundo entero fue monumental con haber ganado esta Copa del Mundo de donde salió su tan famosa ‘Mano de Dios’ en su partido contra la Selección inglesa, si su protagonismo fue apoteósico, inigualable e incalculable con todo lo que hizo con el Club Nápoles en Italia, su liderazgo y carisma con ‘Dorados’ un equipo de segunda división que pretendía salir de su anonimato bajo su dirección, fueron regios, monumentales e inolvidables.

Entre el 2018 y 2019, los integrantes de ‘Dorados’ guiados por Diego Armando Maradona protagonizaron dos finales pero no pudieron ganar ninguna de las dos. Ganar era la meta pero el destino pareciera que estaba predestinado para no mostrar a un Maradona como técnico triunfador.


Conociendo los antecedentes del astro argentino por su afición a la cocaína, muchos nos preguntamos qué iba a pasar con él al conocer la noticia de que había sido contratado para dirigir un equipo de fútbol en la ciudad de Sinaloa, territorio en donde el tráfico de cocaína y el movimiento del crimen organizado se concentra a grande escala en este país. Pero con el pasar de los días las dudas se disiparon.


Maradona fue recibido como la estrella de fútbol que era. Los medios nacionales e internacionales estaban pendientes de su llegada y estuvieron atentos de su trabajo. El realce de ‘Dorados’ gracias a la presencia del famoso 10 fue brillante. Maradona recibió al equipo en las dos ocasiones en el fondo de las tablas y en ambas lo llevó a lo más alto. A la gran final.

La ciudad enloqueció con su presencia. Los seguidores de ‘Dorados’ lo aclamaron y respetaron. Los hinchas contrarios lo detestaron. Maradona era el alma de aquel equipo. Sus estrategias y tácticas en materia de fútbol seguramente ayudaron pero era más la energía que irradiaba su ser, era su carisma lo que conectaba al equipo para vencer, para ganar, para triunfar.


Maradona llegó muy enfermo, casi no se tenía de pie. Era increíble ver la dificultad que tenía para caminar a sabiendas de lo que en otra época esas mismas piernas habían corrido, saltado, gambeteado y anotado goles en infinidad de estadios. Pero aún así se las ingenió con grandes esfuerzos para mostrarse fuerte, competitivo, como el líder que siempre fue en la cancha.


En su segunda participación regresó más renovado, más entusiasmado. El equipo lo esperaba angustiado por su ausencia pero Maradona les había prometido que volvería y lo cumplió. Se le notó más ligero y más sonriente. Sus abrazos y besos, aquellos a los que ya se habían acostumbrado sus jugadores, regresaron de nuevo para impregnarlos de positivismo. Con Maradona volvió la alegría y la esperanza al camerino. Sus acostumbrados bailes sin la destreza de aquella cintura que en el pasado había esquivado rivales por doquier, también hacía el deleite entre sus discípulos que alegremente bailaban con él.


Como entrenador en ‘Dorados’ pudimos ver a un Maradona en todo su ser. Viviendo el fútbol con esa gran pasión que siempre lo caracterizó. Que lo hizo grande. Se le notó alegre, decidido, sonriente, triste, compasivo, tierno, inteligente, enfurecido, malhumorado y en momentos hasta arrogante.

Por su paso en México Maradona se visualizó de nuevo dirigiendo la Selección de su país. Tal vez esa experiencia que estaba viviendo con los ‘Dorados’ le estaba dando la esperanza de de volverlo a intentar.


Cuando cumplió con su palabra de regresar, el equipo volvió a salir del fondo hasta subir a la cima y aunque por segunda vez volvieron a perder y la tristeza los invadió, Maradona los tranquilizó porque una vez más habían luchado como guerreros.


“En el futbol se pierde y se gana”, les decía Diego Armando Maradona. Pero perder dos finales seguidas lastiman y hacen hueco en el alma. Esta vez Maradona se despidió para siempre, su trabajo había terminado.

Con ‘Dorados’ fue la última vez que Maradona vivió y protagonizó el fútbol en su intensidad. Lloró las derrotas y gozó las victorias. Con él muchos revivieron sueños y él revivió en su arte. Después de esto ya nada volvió a ser igual y su camino hacia otro terreno, el de la eternidad ya estaba marcado.


Diego Armando Maradona.


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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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